Dortmund, 14.07.2006
Como hacemos habitualmente casi todas las semanas, fuimos al cementerio en Dortmund nuevamente a dejar flores, a regar las plantas y a limpiar la sepultura familiar de los Buholzer.
Era pleno verano y para no salir a la hora de intenso calor, nos fuimos muy temprano con Raúl caminando las 10 cuadras y llevamos una regadera. Él se fue con un gorro blanco, con una camisa blanca que le llegaba hasta las rodillas y que había dejado fuera del pantalón liviano también de color claro.
Posteriormente a esta anécdota que relataré más abajo, obtuvimos información detallada del otro protagonista de esta historia, Johannes.
Johannes, de 65 años, hizo esta misma madrugada una visita al cementerio para regar las plantas de la sepultura de un amigo, a pedido de la viuda del amigo, llevando varios implementos, entre ellos mochila, rastrillo y dos regaderas. El cementerio a esa hora todavía era poco concurrido, estaba casi como que penaban las ánimas. Mientras arreglábamos la sepultura de Martita vimos pasar a Johannes con las dos regaderas vacías rumbo a la pileta. La sepultura de Martita queda prácticamente al lado de la pileta central del sector. Mientras Johannes se encargaba de llenar las regaderas, Raúl salió a dar una vuelta a los alrededores haciendo un plan para traer una banca que estaba en las cercanías inmediatas y colocarla frente a la sepultura familiar.
Caminando Raúl por un estrecho pasillo con sepulturas a ambos lados, a pocos metros de donde yo estaba regando, le aconteció aquí el hecho anecdótico insólito. De repente ve Raúl que viene este hombre agachado mirando al suelo portando sus dos regaderas ahora llenas de agua. Raúl haciendo una atención, para que Johannes pase con sus regaderas, se subió rápidamente a una sepultura. El hombre de las regaderas cree que Raúl sobre la sepultura de su amigo y totalmente vestido de blanco es su amigo que se levanta de la ultratumba y pega un enorme grito, soltando las regaderas. Ante ese grito Raúl se asusta tanto como él y le dice, apuntando en la dirección a la sepultura donde estaba yo, “yo soy de allí” (“ich bin von dort”). Pero donde Raúl apuntaba había otra sepultura y Raúl quería indicar detrás de ésa, donde estaba yo parada. Después que Raúl dijo eso el hombre se puso más pálido todavía. Johannes se comenzó a calmar y a comprender que Raúl no era el fantasma de su amigo; pidió disculpas diciendo que Raúl se parecía mucho a su amigo que había fallecido no hace mucho tiempo. Johannes quiso arreglar su situación de miedo insostenible y pasó a conversarnos y a contarnos algo de la historia de su amigo fallecido y de su amiga. Curiosamente la viuda le había pedido ese mismo día muy temprano que él fuera a regar las plantas de la sepultura de su marido y nosotros, como buenos chilenitos, concluimos en que el hombre o era un vecino de mucha confianza o ... Esta es la vida ingenua de muchos alemanes.
Después que Johannes se fue nos reímos a carcajadas y nos acordamos de la canción: levántate hombre flojo, sale a pesca-ar, sale a pesca-ar, ...
Nota:
foto 1: Edificio departamentos de Yenny y Raúl, en Dortmund.
Foto 2: 2005.09.03 Raúl y Yenny Buholzer - Sepultura familiar Cementerio Dortmund.
Como hacemos habitualmente casi todas las semanas, fuimos al cementerio en Dortmund nuevamente a dejar flores, a regar las plantas y a limpiar la sepultura familiar de los Buholzer.
Era pleno verano y para no salir a la hora de intenso calor, nos fuimos muy temprano con Raúl caminando las 10 cuadras y llevamos una regadera. Él se fue con un gorro blanco, con una camisa blanca que le llegaba hasta las rodillas y que había dejado fuera del pantalón liviano también de color claro.
Posteriormente a esta anécdota que relataré más abajo, obtuvimos información detallada del otro protagonista de esta historia, Johannes.
Johannes, de 65 años, hizo esta misma madrugada una visita al cementerio para regar las plantas de la sepultura de un amigo, a pedido de la viuda del amigo, llevando varios implementos, entre ellos mochila, rastrillo y dos regaderas. El cementerio a esa hora todavía era poco concurrido, estaba casi como que penaban las ánimas. Mientras arreglábamos la sepultura de Martita vimos pasar a Johannes con las dos regaderas vacías rumbo a la pileta. La sepultura de Martita queda prácticamente al lado de la pileta central del sector. Mientras Johannes se encargaba de llenar las regaderas, Raúl salió a dar una vuelta a los alrededores haciendo un plan para traer una banca que estaba en las cercanías inmediatas y colocarla frente a la sepultura familiar.
Caminando Raúl por un estrecho pasillo con sepulturas a ambos lados, a pocos metros de donde yo estaba regando, le aconteció aquí el hecho anecdótico insólito. De repente ve Raúl que viene este hombre agachado mirando al suelo portando sus dos regaderas ahora llenas de agua. Raúl haciendo una atención, para que Johannes pase con sus regaderas, se subió rápidamente a una sepultura. El hombre de las regaderas cree que Raúl sobre la sepultura de su amigo y totalmente vestido de blanco es su amigo que se levanta de la ultratumba y pega un enorme grito, soltando las regaderas. Ante ese grito Raúl se asusta tanto como él y le dice, apuntando en la dirección a la sepultura donde estaba yo, “yo soy de allí” (“ich bin von dort”). Pero donde Raúl apuntaba había otra sepultura y Raúl quería indicar detrás de ésa, donde estaba yo parada. Después que Raúl dijo eso el hombre se puso más pálido todavía. Johannes se comenzó a calmar y a comprender que Raúl no era el fantasma de su amigo; pidió disculpas diciendo que Raúl se parecía mucho a su amigo que había fallecido no hace mucho tiempo. Johannes quiso arreglar su situación de miedo insostenible y pasó a conversarnos y a contarnos algo de la historia de su amigo fallecido y de su amiga. Curiosamente la viuda le había pedido ese mismo día muy temprano que él fuera a regar las plantas de la sepultura de su marido y nosotros, como buenos chilenitos, concluimos en que el hombre o era un vecino de mucha confianza o ... Esta es la vida ingenua de muchos alemanes.
Después que Johannes se fue nos reímos a carcajadas y nos acordamos de la canción: levántate hombre flojo, sale a pesca-ar, sale a pesca-ar, ...
Nota:
foto 1: Edificio departamentos de Yenny y Raúl, en Dortmund.