lunes, 2 de febrero de 2009

“Biografía de una heroína alemana, Rosina Schraub Feldbausch y del industrial suizo Albert Buholzer Hochstrasse”

.
Narración del Profesor Raúl Buholzer transcrita por Aída María Román.
Febrero 2009.

En el programa de la colonización del sur de Chile, los colonos suizos y alemanes fueron víctimas de un horrible engaño. A estos agricultores les ofrecieron terrenos en un territorio donde, desde la época colonial española, los araucanos se defendían heroicamente. Es más, los araucanos tenían la más larga historia de todo el mundo en su resistencia a las invasiones extranjeras. La historia de este pueblo mapuche es algo legendario, tiene que ver incluso con los primeros seres humanos de nuestro planeta, antes de su colonización. Vivieron allí sus antepasados, seguramente a lo menos hace 33 mil años, ya que hay muestras paleolíticas comprobadas mediante el carbono 14 de la posible existencia de su estirpe en esta región del sur de Chile. Se descubrió un asentamiento completo, también comprobado mediante el isótopo del carbono, en esta misma zona que tiene 12 500 años de antigüedad. Es el asentamiento más antiguo de seres humanos de todo el Continente Americano. ¿Por donde entraron entonces a América las supuestas migraciones de otros continentes? Este asentamiento chileno fue encontrado en Monte Verde, ubicado en las cercanías de Puerto Montt, vale decir, en la parte sur de la región de la Frontera. Hay un milenario secreto causante de la increíble resistencia de los mapuches, tanto a las inclemencias de los cambios climáticos en el transcurrir milenario del tiempo geológico, como su resistencia también a las invasiones. El secreto de los pehuenches se debe a la asombrosa protección dada por su árbol sagrado llamado Araucaria Araucana. Esta especie arbórea, que alcanza hasta los 60 metros de altura, es la única sobre nuestro planeta que se conserva procedente de la lejana época de los dinosaurios. Estos enormes bosques le entregaron su alimentación y protección, durante cientos de milenios de años a los autóctonos de la zona o pehuenches, que los mantuvo sanos e invencibles. Su abundante fruto, los piñones, fueron la base energética que les sirvió maravillosamente por tener unas propiedades alimenticias muy completas. Los piñones son más densos que el agua y esto hacía posible que fuesen conservados durante todo el año en su refrigerador natural, es decir, sencillamente bajo el agua corriente de los esteros procedentes de la Cordillera de Los Andes. Para conservar los piñones, después ellos construyeron refrigeradores en los árboles huecos de pellín que dejaban bajo el agua corriente de los esteros. historiasderaul.blogspot.com/2007/07/el-lugar-donde-apareci-el-primer-homo.html

Esta zona de la Araucanía permaneció libre de los invasores españoles y de otros conquistadores durante casi cuatrocientos años, por lo que era llamada La Frontera Invencible. Fueron infructuosos los intentos del conquistador español Pedro de Valdivia, de anexarse como colonia española a esta región de La Araucanía, en uno de esos intentos perdió su vida y también la vida de una parte de su ejército. Después del fracaso de Pedro de Valdivia, los posteriores gobiernos coloniales no intentaron nunca más entrar a esta región.

Desde 1810 hasta 1850, o sea, desde cuando se independizó Chile del gobierno español no se habían intentado extender los dominios chilenos nada más que en forma simbólica más allá de La Frontera. Pasado el río Bío-Bío en dirección al Polo Sur, se encontraba la patria de los pehuenches (pehuen=piñón y ches=hombres) araucanos. La región hacia el sur del Bío-Bío era un territorio habitado por cientos de miles de araucanos. Allí había sólo dos pequeños lugares fortificados, que ahora son los puertos de Valdivia y Puerto Montt. Allí llegaban, muy de vez en cuando, barcos españoles al relevo de los soldados y a abastecer de armas y municiones a estos fuertes militares.

Alrededor del año 1850 el gobierno chileno, engañando se dispuso a llevar emigrantes europeos a la zona de La Araucanía, o sea, más al sur del río Bío-Bío. Los soldados españoles eran muy conocidos y odiados por el pueblo mapuche. Los soldados los hacían esclavos para extraer el oro de los ríos y si no aceptaban los asesinaban. Los alimentaban con solamente una ración de dos plátanos al día traídos del Perú. Esta soldadesca estaba pues muy desprestigiada, los araucanos les conocían por sus inhumanas formas de torturar colocándolos vivos ensartados en picas para producir terror. Odiaban su forma de hablar siempre dando órdenes, la hallaban siniestra o diabólica.

Por esta razón los integrantes de este nuevo gobierno chileno, usaron la táctica de hacer entrar a esta región, utilizando para esto a los colonos europeos no españoles que en general tenían color de piel muy blanca, cultura y costumbres diferentes a las de los odiados mercenarios españoles.

El gobierno de Chile organizó pues premeditadamente una gran campaña para traer nuevos colonos europeos. A los campesinos alemanes y suizos se los reclutaba en Europa, engañándoles para que se fueran a América del Sur, a Chile, ocultándoles los riesgos que corrían sus vidas, o sea, simplemente mintiéndoles. Por otro lado, en esos mismos tiempos, había una crisis de alimentación en Europa. Se argumentaba, para tapar las causas reales, de que la falta de alimentación en Europa se debía a que ya no cabía más gente en este continente. Se hacía uso de la Teoría del “falso economista” Malthus que argumentaba que la población crecía más rápido de lo que crecían las fuentes alimenticias. Los representantes del gobierno chileno, interesados en traer colonos, les decían también a los campesinos europeos la misma falacia, que en Europa había exceso de población y que en América los europeos tendrían tierra sobrada y por supuesto una alimentación muy fácil de conseguir. Se hizo una intensa propaganda especialmente en Alemania y en Suiza. Como resultado de esto se inscribieron para venir al sur de Chile, criminalmente engañados, algunos grupos de inmigrantes. Ellos iban a un lugar sin garantías del que prácticamente no podrían nunca más volver a su patria. Felizmente no fueron muchas las víctimas de este bárbaro engaño. Los araucanos, con mucha razón, defendían sus tierras y se refugiaban en los bosques de Araucarias Araucanas. Llegaban grupos de soldados españoles mostrando armas, cañones y asesinando hasta que ya no les quedaban balas, entonces los araucanos sobrevivientes reaccionaban derrotándolos, o bien los expulsaban, o los perseguían hasta los límites de su región, o sea hasta el río Bío Bío.

Esta situación, de no decirles la verdad a los colonos europeos fue un atroz y criminal engaño. Les ofrecieron llevarlos en clase primera en los barcos y los llevaron en tercera. Les ofrecieron cruzar el continente americano en coches tirados por caballos y les dieron en Buenos Aires simples carretas tiradas por bueyes. A nadie se le decía la verdad conocida solamente por los expertos, que se irían a una zona con casi cuatrocientos años de lucha estéril de todos los ejércitos por someterla. Las consecuencias de este criminal engaño con los colonos la tuvieron que enfrentar con hidalguía los grupos de campesinos alemanes y suizos, donde venía mi abuela Rosina.

Mi abuela Rosina fue una heroína cuyas hazañas son hoy casi increíbles, redactarlas y escribirlas tratando de darles la extensa dimensión que corresponde es imposible. Tenía un optimismo tan loable que no existía para ella adversidad importante comparada con el transcurrir de la vida de una madre que debe velar por criar y educar a 7 hijos. Quedó viuda muy joven, teniendo 35 años y muy lejos de su patria supo imponerse y salir adelante. Lo que es muy sorprendente fue que adoptó a un octavo hijo, Enrique y crió a cinco nietos, entre los que me encontraba yo. Me recuerdo aún con mucha emoción que ella preparaba kuchenes para la hora de once todos los días del año y que los nietos le ayudábamos. La fruta para ellos la obtenía de su extenso huerto,la que almacenaba en una innumerable cantidad de conservas.

Algunos detalles de su vida se los contaré a continuación. Imagínense ustedes lo que significaría a la edad de 18 años, en el año 1888, viajar por meses en un pequeño barco desde Europa a Buenos Aires. Soportar una segunda odisea de recorrer 2300 kilómetros en carretas tiradas no por caballos, sino por “Y U N T A S de B U E Y E S”. Un penoso viaje de varios meses de Buenos Aires a Mendoza. De Mendoza a Santiago de Chile, debiendo cruzar la Cordillera de los Andes pasando por senderos casi intransitables hasta las cumbres nevadas arrastrados por estas lentísimas yuntas de bueyes. Su velocidad promedio era de unos diez kilómetros por día como máximo, cinco meses de viaje desde Buenos Aires a Santiago y otros tantos de Santiago al sur de Chile, durmiendo en las mismas carretas y alimentándose bien sólo los primeros días después de salir de Buenos Aires. ¡Un viaje que no era posible ni siquiera pensable para los más osados de los expertos de aquel tiempo! Mi abuelita me decía, con sus ojos llenos de lágrimas, que si no es por los medios económicos que aportó mi abuelo Alberto, se habrían muerto todos los integrantes de la caravana por el camino. Alberto era el único de los integrantes de la caravana que disponía de dineros, era un industrial suizo, que enamorado de Rosina la siguió incansablemente. Alberto, antes de salir de Buenos Aires, compró entre otras cosas: alimentos, ropas gruesas adecuadas para pasar la fría cordillera, herramientas, armas de caza y un par de caballos aperados para adelantar a la caravana e indicar la vía a seguir cada día.

Este industrial suizo fue un héroe anónimo en la historia de la colonización de Chile. Pasó a ser agricultor, dueño y director de la primera imprenta de la Araucanía, fundador del primer grupo de la policía chilena. Fue uno de los fundadores de la ciudad de Temuco, etcétera.

Entonces, según mi abuela, el actor principal de esta odisea es Alberto Buholzer Hochstrasse. Él logró obtener en su fábrica de sedas en Zurich en Suiza, durante muchos años de trabajo, las mejores sedas de Europa. Era pues un próspero industrial suizo, cuyos dineros sirvieron posteriormente para la colonización del sur de Chile, en especial para la fundación de Temuco. Mi abuelo viajó en el mismo barco en el que viajaban engañados el grupo de colonos suizos y alemanes. Aconsejado por personeros del Consulado Suizo de Buenos Aires, Alberto no se dejó llevar por un irresponsable programa de viaje que conducía solamente al fracaso y a morir congelados en las cumbres de la cordillera de Los Andes. Sin poder convencer a los padres de Rosina para que desistieran y volvieran a Suiza con él, como ya lo dijimos, terminó por ayudar a reorganizar la caravana de carretas tiradas por bueyes comprando adicionalmente muchas otras cosas, entre ellas un par de caballos aperados. Logró así hacer cruzar el continente sudamericano a esta caravana de carretas. Con esta caravana tirada por bueyes cruzó además la altísima cordillera de Los Andes y viajó enseguida con ella de Santiago de Chile hasta la temida región de la Araucanía, o sea viajó más de dos mil kilómetros desde Buenos Aires a Traiguén, en Chile. Aparte de toda esta hazaña Alberto organizó el primer grupo policial de Chile, tomando como modelo a la policía de Suiza. Alberto con otros colonos fundó luego la verdadera ciudad de Temuco.

Él se enamoró tan perdidamente de Rosina Schraub, que aunque su destino era llegar en barco solamente hasta Buenos Aires, enardecido por este amor cambió este destino por el del Sur de Chile para acompañar a su dulcinea Rosina. Ella viajaba con sus padres Bernard Schraub y Elizabeth Feldbausch, con su hermana Esperanza de dieciséis años y con su hermano Johannes de doce.

La vida de mis abuelos Albert y Rosina era como un super modelo de amor matrimonial. Se casaron los primeros días después de haber llegado a Chile, el día 16 de marzo de 1889, en Traiguén. Fueron padres de siete hijos, abuelos de 19 nietos y hoy sus descendientes, que llevan parte de sus genes, suman ya 252. Se quisieron a tal extremo que las adversidades no los separaron nunca y tuvieron la satisfacción de ser de los fundadores de Temuco y ver surgir esta ciudad, que hoy día es una de las más importantes de Chile. Mantenían una vida sin odios ni discriminación con el pueblo araucano. Albert, en base a su experiencia en Suiza donde coexistían sin problemas varias nacionalidades, mantuvo una vida con mucha tolerancia, fue además el creador de una de las ramas de la justicia chilena. Rosina fue comprensiva inclaudicable con todas las religiones. Para mi abuela el amor al prójimo era su consigna. Con otro de los fundadores de Temuco, Teodoro Schmidt, mantuvieron una amistad casi familiar.

Como un homenaje a los 120 años del casamiento de Albert y Rosina nos hicimos el propósito de hacer el árbol genealógico partiendo de ellos. Esto lo hemos conseguido terminar recientemente, gracias a la ayuda de muchos de los familiares. Haciendo la última ampliación del árbol genealógico descubrimos que los genes de Albert y Rosina ya se encuentran en numerosas ciudades de Chile y del mundo. Ancud, Puerto Montt, Puerto Varas, Choroico, Temuco, Laja, Concepción, Talca, Peñaflor, Santiago, Viña del Mar, Quilpué, Quillota, La Cruz, Iquique, también en Argentina, España y Alemania. El número de sus descendientes está creciendo y seguirá creciendo siempre. En este momento sus descendientes aumentan en alrededor de tres por ciento anual y por lo tanto el matrimonio modelo de Albert y Rosina será recordado por muchas más personas cada año y por siempre.

Apéndice.

Los familiares que actuaron activamente en esta parte de la colonización de La Araucanía en su mayoría quedaron sepultados en su querida región de Temuco. Ciudad que ellos habían contribuido a fundar entregando abnegadamente casi toda su vida.
Rosina Schraub Feldbausch (1870-1960), Cementerio Principal de Temuco.
Bernard Schraub (~1839-1923), Cementerio Principal de Temuco.
Elizabeth Feldbausch (1842-1916), Cementerio Principal de Temuco.
Esperanza Schraub Feldbausch (1872-¿...?) ¿...?
Juan Schraub Feldbausch (1876-1946), Cementerio General de Santiago.
historiasderaul.blogspot.com/2007/12/el-to-juan-schraub-feldbausch-y-su.html

Nota:
foto 1: 1903 Elizabeth Feldbausch.
foto 2: ruta caravana de colonos.
foto 3: 1942 Juan Schraub Feldbausch.
foto 4: 1936 Rosina Schraub Feldbausch.