Sucedió en un invierno chileno, mientras en Alemania era verano.
Tragedia de barco en el Hemisferio Sur visto desde el Hemisferio Norte.
Increíble, pero cierto.
Protagonistas: Raúl Buholzer M. y Aníbal Vivaceta L.
Raúl y Aníbal, ambos septuagenarios, son amigos desde que se iniciaron como Profesores en la enseñanza. Aníbal en Química y Biología y Raúl en Matemáticas y Física. Como consecuencia del golpe militar Raúl y Aníbal debieron separarse de Hemisferio, Aníbal trabaja aún en Chile y Raúl debe vivir en Dortmund, en el centro de Alemania. Esta enorme separación de distancia y tiempo no ha podido poner término a una larga y anecdótica amistad.
Raúl es un asiduo lector de los diarios de Chile por medio de internet. Un buen día, a las 12 del día, se lleva la sorpresa de ver como un enorme barco de carga de casi 400 metros, destruía un malecón que había sido inaugurado hacía muy poco tiempo antes por las autoridades del gobierno democrático de Chile. El barco destruía con sus enormes coletazos este preciado y costoso malecón, que se internaba 200 metros al interior del mar y el temporal terminó lanzando el barco a tierra y finalmente encallándolo en la playa. Mientras Raúl miraba este suceso en internet en vivo y en directo, la dirección del diario colocaba una tras otra diferentes secuencias de fotografías y el reportaje por escrito del diario El Mercurio de Valparaíso cambiaba las trágicas informaciones minuto a minuto.
Siendo las 12 del día en Dortmund, a Raúl se le olvidó la diferencia horaria, de 6 horas y ante este insólito hecho llamó por teléfono de inmediato a Aníbal.
Raúl: “¡Aló Aníbal!”
Aníbal: “¡¿Sabes la hora que es ...?!”
Raúl: “¿Y tú sabes lo que tienes frente a tu ventana ...?”
Aníbal: “Déjate de leseras y dime por qué me llamas a esta hora, aquí todavía está oscuro, deben ser cerca de las 6 de la mañana.”
Raúl: “Mira luego lo que tienes detrás de tus vidrios, porque lo que allí hay pudo entrar a tierra firme y también botarte tu edificio a coletazos.”
Aníbal: “¡Te estás chiflando, me hablas de alguno de esos tiburones gigantes que has visto en las películas de terror!”
Raúl: “¡No ...! Se trata de que un enorme barco de carga que acaba de destruir casi todo lo que está en la playa frente a tu edificio, además barrió también hasta el puertito de la Caleta Portales. ¡Levántate ... y míralo mejor de una vez por la ventana!”
Aníbal: “¡Ah! Tú estás por bromear, acabas de llegar de Alemania y estás aquí abajo. Ahora caigo, necesitas que baje a entregarte las llaves de tu casa.”
Raúl: “No te pongas a suponer tonteras, te estoy llamando desde Alemania. Mira por la ventana y después seguimos conversando. Muy sencillo, corre las cortinas de tu departamento y quedarás estupefacto.”
Aníbal: “Tenías razón. ¡Que tremenda cagá dejó este barco, está ocupando toda la playa y de aquí del balcón no le alcanzo a ver la popa. No lo vamos a poder hacer sacar, ni quizás en medio año. De inmediato voy a despertar y a avisarle a todos los vecinos, porque como tú sabes, yo siempre he tenido responsabilidades en esta comunidad del edificio. Me pregunto, ¿Cómo crestas puedes estar mirando el barco desde Alemania, si todavía se está balanceando con las enormes olas que aún lo están arrastrando y subiendo más adentro de la playa?”
Raúl: “Yo creo que es la primera vez que transmiten en directo por internet desde Chile un suceso fenomenal de características así tan especiales. El que yo lo haya visto justo en el momento en que destruía la caleta no es una extraña coincidencia, ya que todos los días leo los diarios de la zona precisamente a mediodía, a las 12, cuando allá son las 6 de la mañana, a consecuencia de la diferencia horaria. A raíz de la media cuática que tienes frente a tu casa, me había olvidado que allá es tan temprano y que todavía no aclara.”
Aníbal: “Voy a avisarle de inmediato de este asunto a los vecinos y a tratar de hacer una reunión urgente con todos los propietarios de la comunidad para que tomemos medidas de emergencia, ya que las destrucciones en la Caleta y el enorme barco encallado frente a nuestros departamentos es un problema bastante serio para todos nosotros y para las autoridades de esta región.”
Raúl: “Entonces te voy a cortar la comunicación. Chao, te llamaré de nuevo para saber cómo se las arreglan allí en Valparaíso para sacar esa inmensa mole de barco de allí.”
Raúl: “¡Hola Aníbal! Te he llamado repetidas veces durante esta última semana y no me has contestado, a parte de lo que he leído en los diarios chilenos, quiero saber qué ha sucedido con ustedes a raíz del barco siniestrado.”
Aníbal: “He estado estos últimos 10 días ocupado casi las 24 horas en puros problemas relacionados con el desastre que dejó este inmenso barco. Te cuento que hice la reunión con mis vecinos ese mismo día y cuando en mi intervención conté, que mi amigo Raúl desde Alemania me había informado lo que estaba pasando frente a nosotros, se quedaron perplejos. En pocos minutos más tenemos nuestra reunión diaria.”
Raúl: “Estimado Aníbal, espero que después de esta experiencia y antes que llegues a viejo, te compres un computador. Ya lo ves que gracias a internet, hoy día es posible que podamos saber desde el otro lado del mundo lo que le está pasando a un amigo que se encuentra en el otro Hemisferio de la Tierra. Esto es un regalo de las nuevas técnicas originadas por los avances incesantes de la revolución de los microprocesadores. Bueno, te llamo otro día. Chao, chao.”
Nota de Cecilia Doggenweiler A., que ha recogido parte de esta interesante anécdota entre dos viejos amigos:
Fue una curiosa anécdota, cuyos protagonistas se encontraban en dos puntos casi antípoda de la Tierra y sin embargo, fueron los informantes ante la comunidad afectada de los edificios habitacionales de la Caleta Portales.
Este es un hecho insólito desde el punto de vista del periodismo. No hay dos periodistas que hagan un reportaje instantáneo de un hecho insólito, inesperado, único y a personas ubicadas a más de 15.000 Km de distancia, esto es, a puntos en el otro lado del mundo. Además se pasaron, porque pusieron en alerta a personas que podían haber sido damnificadas ¡Que tal, asombroso, ¿no?!
Nota:
foto 1: Caleta Portales- Valparaíso
foto 2: 1996 Raúl frente a Caleta Portales
foto 3: 20030425 Aníbal, Raúl y Cecilia- Caleta Portales
Tragedia de barco en el Hemisferio Sur visto desde el Hemisferio Norte.
Increíble, pero cierto.
Protagonistas: Raúl Buholzer M. y Aníbal Vivaceta L.
Raúl y Aníbal, ambos septuagenarios, son amigos desde que se iniciaron como Profesores en la enseñanza. Aníbal en Química y Biología y Raúl en Matemáticas y Física. Como consecuencia del golpe militar Raúl y Aníbal debieron separarse de Hemisferio, Aníbal trabaja aún en Chile y Raúl debe vivir en Dortmund, en el centro de Alemania. Esta enorme separación de distancia y tiempo no ha podido poner término a una larga y anecdótica amistad.
Raúl es un asiduo lector de los diarios de Chile por medio de internet. Un buen día, a las 12 del día, se lleva la sorpresa de ver como un enorme barco de carga de casi 400 metros, destruía un malecón que había sido inaugurado hacía muy poco tiempo antes por las autoridades del gobierno democrático de Chile. El barco destruía con sus enormes coletazos este preciado y costoso malecón, que se internaba 200 metros al interior del mar y el temporal terminó lanzando el barco a tierra y finalmente encallándolo en la playa. Mientras Raúl miraba este suceso en internet en vivo y en directo, la dirección del diario colocaba una tras otra diferentes secuencias de fotografías y el reportaje por escrito del diario El Mercurio de Valparaíso cambiaba las trágicas informaciones minuto a minuto.
Siendo las 12 del día en Dortmund, a Raúl se le olvidó la diferencia horaria, de 6 horas y ante este insólito hecho llamó por teléfono de inmediato a Aníbal.
Raúl: “¡Aló Aníbal!”
Aníbal: “¡¿Sabes la hora que es ...?!”
Raúl: “¿Y tú sabes lo que tienes frente a tu ventana ...?”
Aníbal: “Déjate de leseras y dime por qué me llamas a esta hora, aquí todavía está oscuro, deben ser cerca de las 6 de la mañana.”
Raúl: “Mira luego lo que tienes detrás de tus vidrios, porque lo que allí hay pudo entrar a tierra firme y también botarte tu edificio a coletazos.”
Aníbal: “¡Te estás chiflando, me hablas de alguno de esos tiburones gigantes que has visto en las películas de terror!”
Raúl: “¡No ...! Se trata de que un enorme barco de carga que acaba de destruir casi todo lo que está en la playa frente a tu edificio, además barrió también hasta el puertito de la Caleta Portales. ¡Levántate ... y míralo mejor de una vez por la ventana!”
Aníbal: “¡Ah! Tú estás por bromear, acabas de llegar de Alemania y estás aquí abajo. Ahora caigo, necesitas que baje a entregarte las llaves de tu casa.”
Raúl: “No te pongas a suponer tonteras, te estoy llamando desde Alemania. Mira por la ventana y después seguimos conversando. Muy sencillo, corre las cortinas de tu departamento y quedarás estupefacto.”
Aníbal: “Tenías razón. ¡Que tremenda cagá dejó este barco, está ocupando toda la playa y de aquí del balcón no le alcanzo a ver la popa. No lo vamos a poder hacer sacar, ni quizás en medio año. De inmediato voy a despertar y a avisarle a todos los vecinos, porque como tú sabes, yo siempre he tenido responsabilidades en esta comunidad del edificio. Me pregunto, ¿Cómo crestas puedes estar mirando el barco desde Alemania, si todavía se está balanceando con las enormes olas que aún lo están arrastrando y subiendo más adentro de la playa?”
Raúl: “Yo creo que es la primera vez que transmiten en directo por internet desde Chile un suceso fenomenal de características así tan especiales. El que yo lo haya visto justo en el momento en que destruía la caleta no es una extraña coincidencia, ya que todos los días leo los diarios de la zona precisamente a mediodía, a las 12, cuando allá son las 6 de la mañana, a consecuencia de la diferencia horaria. A raíz de la media cuática que tienes frente a tu casa, me había olvidado que allá es tan temprano y que todavía no aclara.”
Aníbal: “Voy a avisarle de inmediato de este asunto a los vecinos y a tratar de hacer una reunión urgente con todos los propietarios de la comunidad para que tomemos medidas de emergencia, ya que las destrucciones en la Caleta y el enorme barco encallado frente a nuestros departamentos es un problema bastante serio para todos nosotros y para las autoridades de esta región.”
Raúl: “Entonces te voy a cortar la comunicación. Chao, te llamaré de nuevo para saber cómo se las arreglan allí en Valparaíso para sacar esa inmensa mole de barco de allí.”
Raúl: “¡Hola Aníbal! Te he llamado repetidas veces durante esta última semana y no me has contestado, a parte de lo que he leído en los diarios chilenos, quiero saber qué ha sucedido con ustedes a raíz del barco siniestrado.”
Aníbal: “He estado estos últimos 10 días ocupado casi las 24 horas en puros problemas relacionados con el desastre que dejó este inmenso barco. Te cuento que hice la reunión con mis vecinos ese mismo día y cuando en mi intervención conté, que mi amigo Raúl desde Alemania me había informado lo que estaba pasando frente a nosotros, se quedaron perplejos. En pocos minutos más tenemos nuestra reunión diaria.”
Raúl: “Estimado Aníbal, espero que después de esta experiencia y antes que llegues a viejo, te compres un computador. Ya lo ves que gracias a internet, hoy día es posible que podamos saber desde el otro lado del mundo lo que le está pasando a un amigo que se encuentra en el otro Hemisferio de la Tierra. Esto es un regalo de las nuevas técnicas originadas por los avances incesantes de la revolución de los microprocesadores. Bueno, te llamo otro día. Chao, chao.”
Nota de Cecilia Doggenweiler A., que ha recogido parte de esta interesante anécdota entre dos viejos amigos:
Fue una curiosa anécdota, cuyos protagonistas se encontraban en dos puntos casi antípoda de la Tierra y sin embargo, fueron los informantes ante la comunidad afectada de los edificios habitacionales de la Caleta Portales.
Este es un hecho insólito desde el punto de vista del periodismo. No hay dos periodistas que hagan un reportaje instantáneo de un hecho insólito, inesperado, único y a personas ubicadas a más de 15.000 Km de distancia, esto es, a puntos en el otro lado del mundo. Además se pasaron, porque pusieron en alerta a personas que podían haber sido damnificadas ¡Que tal, asombroso, ¿no?!
Nota:
foto 1: Caleta Portales- Valparaíso
foto 2: 1996 Raúl frente a Caleta Portales
foto 3: 20030425 Aníbal, Raúl y Cecilia- Caleta Portales