domingo, 20 de mayo de 2012

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viernes, 29 de julio de 2011

“La ciencia ayuda a transformar la vida de los seres humanos en un hobby“

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Narrado por Aída María Román.

Hablando y entrevistando a Raúl Buholzer en relación con sus memorias dijo, hoy hablaremos sobre algunas de las cosas sencillas de la vida que nos ocurren a todos muy a diario. Por ejemplo, esto de escribir cientos de hojas y publicarlas en Internet lo estamos haciendo sólo por hobby.

Como siempre ¡¡¡Brillante!!! Fue lo que nos escribió Pedro Raúl H. Muñoz ingeniero-arquitecto. Es el pago que recibimos de éste y algunos otros lectores. Con lo que hacen estas personas nos hacen un pago más valioso que si fuera dinero. Esto es una prueba de que estamos en la onda de los hobbys.

Un hobby se puede hacer por entretención, o por pasión..., etc, pero nunca con el propósito de obtener ganancias económicas. En general, todo trabajo con el objetivo de obtener ganancias no es un hobby.

Los hobbys son encantadores, porque los llevamos a la práctica sin importarnos para nada la parte económica resultante de nuestro trabajo. En general un buen hobby entrega un balance financiero absolutamente negativo. Apenas dejan un saldo de dinero positivo, pasan al terreno de convertirse en una entrada económica con nombre de taller, de fábrica, etc. Y con sus consecuencias agregadas de deudas, créditos y problemas. El simpático hobby está ajeno a todas estas preocupantes alternativas.

Creo que mis hobbys comenzaron cuando era un niño de unos nueve años. Mi madre se enfermó gravemente y yo debí trasladarme a vivir con mis padrinos en su casa quinta situada en los alrededores de la ciudad de Los Ángeles. En esa ciudad el primer hobby que recuerdo con claridad fue el de criar un corderito recién nacido. Sentí mucho cariño seguramente porque en ese momento ni yo ni él teníamos madre. Placentero me fue darle leche en mamadera a este pequeño corderito que quedó sin madre al nacer y me horroricé al escuchar que tenían la idea de que lo tenían que matar porque no tenía madre para darle leche y no era rentable criarlo. Cuando escuché esto le pedí, le rogué a mi padrino que me lo regalara y que yo le iba a dar lechecita todos los días. Por supuesto que esto caminó muy bien la primera semana y después me ayudaba la empleada a alimentar al corderito. Este era un verdadero hobby, me permitía jugar y económicamente me advertían que la leche que consumía valía más a la larga que en lo que el cordero iba a ser vendido. Yo no quería ni oír hablar de ese tema y seguía dándole lechecita al corderito y le enseñaba todos los días muchas-diferentes gracias. Apenas me veía me seguía por todas partes, me tomaba por su mamá, me empezaba a exigir leche pegándome, con su cabeza, en mis rodillas, yo ya lo conocía de memoria en todos sus deseos, tenía aprendido su idioma. Yo le hablaba y jugaba como si se tratara de un niño de mi edad, cuando estaba inquieto y quería comer, lo tranquilizaba diciéndole que no era hora de la comida. De muy chiquito jugábamos a diversas cosas, a los carnerazos, a que el tirara una carretita, etc. El hijo ingeniero de mi padrino, que tenía mucho dinero y me quería como un hermano, me regaló un carrito aperado para que el corderito lo tirara. Yo llegué a querer a mi corderito mucho más que al resto de mis juguetes, creció y el día que lo mataron para comérselo en la casa, tomé a todos los que comían de su carne por criminales y estuve sin comer carne un buen tiempo. Lo mismo hizo la empleada solidarizando conmigo como una semana. Se comieron el cordero y siguieron muy cariñosos conmigo. Querían que yo olvidase este desagradable asunto, que para mi era semi canibalista.

Dos años después volví a Temuco, teniendo once años. Era la época de la guerra mundial. A pesar de eso junté dinero por mi cuenta, porque estaba apasionadamente enamorado de los patines de 4 ruedas. Vendí fierros y huesos que encontré en la casa de mi abuela y junté muchos kilos de tapas de botellas, con este dinero compré unos excelentes patines. Por ellos me hice conocido haciendo piruetas a varias cuadras de mí casa. Gracias a ellos tuve una anécdota con Pablo Neruda cuando recién llegaba a Chile trayendo más de mil refugiados de la guerra civil española... Ésta historia de la pasión por la compra de los patines y por patinar con ellos todos los días, constituyó también una especie de hobby infantil.

Después el jugar al ajedrez, a los 14-18 años también se me convirtió en un hobby, ya que yo mismo construí en moldes de yeso las matrices de las piezas del juego, peones, caballos, alfiles, torres, rey y reina. Me hice muchos juegos de ajedrez de yeso cubiertas las piezas posteriormente por cola de pegar y después con barnices. Hice a lo menos cien juegos de ajedrez por encargo, los que regalaba. Hice unos diez juegos de ajedrez para la Sala de Ajedrez del Liceo Pablo Neruda de Temuco y otros para un Club de Ajedrez del Centro de Ajedrez de Temuco. Este fue un hobby juvenil durante cuatro años.

Cuando era adulto aún no me abandonaban las pasiones de los Hobbys. Era profesor de Matemáticas y Física y mi esposa Marta profesora de una escuela pública de enseñanza de preparatorias para niños, por allá a mediados de la década del 60. Como resultado de un hobby le entregábamos unos buenos productos de dos docenas de huevos diarios a los colegas de Martita, de la Escuela 17 de Temuco. Estos colegas de Marta ofrecían el pasto de sus jardines y otras cosas para recompensar tan buenos y exquisitos productos. No necesitaba el pasto ofrecido por estos colegas, porque yo tenía pasto suficiente para mis gallinas con el que me regalaban en el trayecto al colegio, en los jardines, en los parques. Estos pastos los llevaba en mi auto. Mi gallinero-laboratorio tenía una producción de dos docenas de huevos diariamente con sólo treinta gallinas, lo curioso fue que logré mantener la producción constante en todas las estaciones del año ¡inclusive durante todo el duro invierno del sur de Chile! Todos los huevos de mis aves se los entregaba Martita a sus colegas, por supuesto al mismo precio al que estaban en el comercio. Éstos tenían la garantía de llevar componentes muy sanos, prácticamente sólo pasto, cereales molidos, calcio y agua potable. Los colegas quedaron tan regalones que no podían comer huevos de otra procedencia. Todos ellos visitaron la instalación y observaron la limpieza que teníamos en nuestro gallinero-laboratorio.

El gallinero-laboratorio tenía luz eléctrica semi intermitente, la que se prendía automáticamente cada cuatro horas en la noche durante treinta minutos, o sea, a la diez, a las dos de la madrugada y a las seis de la mañana. El sistema automático de encendido de la luz no existía aún para la venta en el mercado, el que yo utilizaba fue probado en el Laboratorio de Física del Liceo y después compraba todos los elementos necesarios para instalarlo en el gallinero-laboratorio.

Siempre había un stock de sesenta pollos en crecimiento, de los cuales unos diez pollos estaban listos para comerse y unas diez pollitas se preparaban para poner huevos. Económicamente cualquier tipo de gallinas transforma en las mismas condiciones la comida que se le entrega en huevos o carne. Mientras unas suelen ser buenas ponedoras las otras transforman la comida en carne y después también se hacen ponedoras. Comprobé en un buen y minucioso examen de los excrementos que ambos tipos de gallinas, ponedoras o de carne, aprovechan el cien por cien de su alimentación.

Descripción del gallinero.
Los patos adultos estaban en una bandeja a ras del suelo. Tenía nueve patas y un pato. Junté los huevos de estos patos y cuando tenía 120 se los llevé a la casa de un colega amigo que en ese tiempo, entre otras cosas interesantes, tenía una incubadora. Tener un aparato como éste en casa, el año 1960, era una novedad. Le pagué los gastos que él me señaló por los cuarenta días de uso de la incubadora.

Salvo excepciones la gente opina sobre la crianza de los animalitos equivocadamente. Me hacían escándalo, porque criaba patos sin que éstos tengan un canal o una laguna a disposición. Me decían, los patos necesitan estar siempre en contacto con el agua, a tal extremo que estaban seguros que los huevos que yo tenía no eran fértiles. Esto lo afirmó también mi colega Pedro. Tuvo razón relativa, ya que el 20% de los huevos no fructificó. De los 120 huevos salieron ciento dos hermosos patitos, los que transporté de inmediato a mi gallinero. Los huevos de los patos necesitan cuarenta días para incubarse y los de los pollos sólo veintiuno; seguramente debido a esto los patitos resultan desde su nacimiento mucho más despiertos y con mucha más resistencia que los pollitos, tanto es así que se pueden bañar en el agua muy pocos días después. Los patitos nuevos son fantásticos como mascotas o animalitos mimados de la casa. Los perritos nos entusiasman, los gatitos también, pero los pollitos son amorosos y los patitos nos fascinan. Después de unos días que los atiendes ellos te toman como un papá o mamá adoptivo, apenas te ven van todos como a saludarte, parece que los hubieran llamado con una campana.

Mi colega y amigo del hobby, Profesor de Artes Manuales, hacía unas horas semanales de clases, en el ahora conocido como Liceo Pablo Neruda de Temuco. Él estaba tan preocupado como yo y me preguntaba frecuentemente en los recreos, o en la sala de profesores, sobre como marchaba la vida de nuestros patitos. Y otro amigo y colega, Aníbal Vivaceta, nos interrumpía siempre en los recreos diciendo, -de nuevo están hablando del crecimiento de los patitos-.

Después de pagarle por el trabajo de la incubadora a mi apasionado colega Pedro me prestó la campana de crianza con infrarrojo, advirtiéndome que él ya tenía lista la partida de los huevos, ahora para los pollitos encargados por sus colegas. Por este motivo me la prestó sólo por un par de semanas. Luego de este tiempo tuve que comprarme una campana propia para calefaccionar a los patitos. Estos gastos, como muchos otros de mi hobby, no estaban en mi presupuesto, asimismo sucedió con tres tiestos de un metro veinte de diámetro para que allí se bañaran los patitos en agua tibia.

Quien no ha criado patitos, o gansitos, o perdices, o codornices, no sabe lo que es el encanto de verlos crecer y lo que es el hecho de que a uno lo vean como a una especie de padre adoptivo.

Si después del trabajo, cuando yo estaba en casa tenía que hacer alguna diligencia, le encargaba a nuestra niñera, Tegualda, darles comida a estos animalitos a una hora determinada, seis de la tarde, como ella era hija de campesino me decía, -pero si las gallinas no tiene nada que ver con las horas-.

Meses después le regalé a mi colega Pedro Schwager la campana que compré. Él expandió su hobby y yo ya no me dedicaba a criar patitos nuevos.



Experimenté dándole a mis aves diferentes alimentos. Llegué a la conclusión de que el mejor provecho de los alimentos se obtenía entregándoselos bien molidos, tanto el trigo como el maíz. Por último hice moler también las mezclas de cereales que compraba en oferta. Lo mejor que encontré después fue el afrecho, o sea, las cáscaras molidas del trigo a las que le agregaba pasto y algo de agua.

Mis regalones durante todo su crecimiento resultaron ser los casi 102 patitos que salieron de la incubadora. En las tardes les colocaba agua tibia para que se bañaran, en los tres depósitos de un metro veinte, luego la botaba y los depósitos se guardaban secos. No se les podía dejar el agua, ya que en lo normal de la evolución los patitos han aprendido a comunicarse con su madre y le avisan cuando tienen frío, la madre sabe llamarlos y los abriga. Eran tratados con mucho amor y cariño, pero no se les podía dejar el agua a su discreción, ya que ésta se iba enfriando porque no disponía de un sistema eléctrico automático. Tenía una olla grande especial para calentarles este elemento y después la mezclaba con agua fría. ¡Por supuesto que controlaba rigurosamente la temperatura del agua; en este caso es vital la mantención de los 40° C! Una vez que terminaban de tomar su baño, a la temperatura que según había leído necesaria para ellos, ellos se limpiaban las patitas, se sacudían el agua, yo los colocaba en la campana bajo la luz y luego se acostaban sobre el colchón de aserrín, o de paja seca. En el resto del suelo tenían siempre material absorbente, que podía ser, aserrín o papel de diario. Tenían depósitos especiales para que no ensuciaran la comida. Estos estaban además siempre con comida a discreción y agua para beber permanentemente. En sus años de funcionamiento nunca alcanzó a afectar alguna de las epidemias circulantes a este gallinero-laboratorio. Yo era partidario de que la sabia evolución ha originado que los animalitos se alimenten cada vez que su organismo se los pida, por eso se debe dejarles siempre alimento a discreción.

Yo descansaba de las 46 horas de clases semanales que impartía, jugando y cuidando que se bañaran una media hora diaria mis patitos. Los curiosos y las visitas que llegaban a mi casa a ver esta crianza de aves, muy preocupados, solían aconsejarme. Se dedicaban a decirme que esa hermosa crianza tenía que dejarme seguramente solo pérdidas.

Entre los hobbys de ayer y los de hoy, no sabemos si realmente gozan los niños de ayer más que los de hoy... De lo que estamos seguros es que los hobbys son algo muy sano para todas las edades. De todas maneras es tarea fundamental de los padres preocuparse de hacer gozar la vida a sus hijos, mediante hobbys, por supuesto sin remuneración económica.

Conclusiones
Se pensaba que después del año 2000 los trabajos que se tomaban contra la voluntad de las personas se iban a ir eliminando paulatinamente por medio de los robots, pero este proceso desgraciadamente va muy lento. Ahora en el 2011 recién están apareciendo algunas máquinas para hacer las fastidiosas tareas de la dueña de casa. Ya está superado desde hace algunos años el fastidioso lavado de la ropa que se hacía totalmente a mano y el molesto lavado de la vajilla. La parte del secado de la ropa y la vajilla es ahora una especie de hobby. La conducción de las grandes máquinas modernas es también un semi hobby, como por ejemplo los trabajos pesados de hacer canales o de mover tierras en las construcciones ya están haciéndose totalmente por medio de enormes maquinarias, excavadoras y otras. El chofer lo hace en parte casi como hobby. La extracción de minerales se hace cada vez por máquinas más grandes y robotizadas. Para los profesores el hacer clases es una tarea dura, que sólo se hace casi a la manera de un hobby en las áreas universitarias y parcialmente por medio de internet en las escuelas y colegios. Por eso decimos que en el futuro los trabajos se harán por medio de máquinas robotizadas, o por personas, como un hobby. Los trabajadores-hobbys trabajan enamorados de lo que están haciendo. Allí está el futuro ideal para liberarnos de los trabajos odiosos.

Como ya lo dijo Raúl al comienzo, esto mismo de escribir en internet, este relato y otras historias, es un hobby para nosotros.

Una interesante parte de nuestra vida es un hobby.

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jueves, 21 de julio de 2011

“¡Atravesando la Cordillera de los Andes en barco”!

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Historia relatada por Aída María Román.

Un buen día del verano del año 2011, paseando por la orilla del Río Rin, me dijo Raúl, -¿sabes cuántos kilómetros hay desde el nacimiento de este río en Suiza, que pasa raudo por Alemania, hasta que llega a su desembocadura en Holanda? Recorre nada menos que 1.300 kilómetros y estos miles de botes y barcos que hemos visto todos los días, que navegan por él sin dificultad, te debo decir que por esto tienen una larguísima vida útil, algunos más de un siglo. Las uniones de estos lagos se canalizarán en el futuro y, justamente en la zona de la frontera Chile y Argentina, se construirán unas exclusas que levanten y bajen estos barcos para lanzar a éstos a las aguas que corren hacia Chile y viceversa-.

-En Alemania eso es algo muy normal, en Dortmund hay varias exclusas que nivelan las aguas que van hasta Holanda. En otros lados también son abundantes, incluso se puede llegar hasta París y a muchas otras ciudades. No me cabe ninguna duda que en el futuro cercano se harán unas exclusas en esta parte de la frontera con Argentina-.

Realmente es verdad lo que tú me dices. Ahora que conocemos esto y a propósito de tu historia que te acabo de grabar, no es fantástico pensar en unir San Martín de Los Andes, Argentina, con la ciudad de Panguipulli, Chile, pues el recorrido total es apenas la décima parte de lo que recorre el Rin. Creo que tienes razón, que esto es algo muy interesante, ya que en América del Sur daríamos el ejemplo histórico de como las molestas fronteras se convierten en un delicioso paseo turístico al ir atravesando varios lagos y pequeños ríos.

Voy a relatarles enseguida lo que Raúl me contó a cerca de una experiencia vivida por él en la década de sus años veinte-treinta. Él me contó dos interesantes temas que los gravé y se encuentran unidos; como se devuelve una mano; y como se atraviesa la Cordillera en barco.

Rosalía Antonomasia fue una ejemplar Profesora de la Escuela del Pirihueico.
Nos contó Rosalía (24) que: Un buen día del año 1953, venía de Temuco haciendo los interminables trámites para su escuela. En Temuco sacó pasaje hasta Lanco. Tomo el tren que viajaba de Santiago a Puerto Montt. Tuvo que combinar de tren a micro en la ciudad de Lanco, debió seguir por el ramal de Lanco a Panguipulli. En Lanco se dio cuenta que le habían robado el dinero. Se fue en micro y pagó su pasaje hasta donde le alcanzaron las monedas sueltas que se habían salvado del robo, llegando al atardecer al pueblo de Malalhue. La micro tenía paradero frente a mi emporio. Allí se bajó con su maletita y se dirigió el emporio a preguntar donde había un hotel. Mientras ella nos contaba su desgracia entonces partió la micro, por lo que ella se desesperó y salió corriendo a hacerle señas al chófer para que la llevara a Panguipulli, sus angustiosos gritos resultaron sin ningún éxito.

Allí en el negocio de Malalhue nos contó su historia a Martita y a mi. Mi esposa era profesora y había pasado por situaciones muy parecidas cuando comenzó a trabajar. Ella le ofreció de inmediato que durmiera en nuestra casa. Con Martita quedamos muy conmovidos con lo que le había pasado y por eso le dijimos que no se preocupe que la vamos a ayudar. Le dijimos, somos profesores y no podemos dejar a una colega sin ayuda. Martita siendo profesora en actividad se conmovió más todavía, por lo que Rosalía tuvo una muy buena y especial acogida de parte nuestra. Y antes que siguiera con sus pensamientos negativos, de como iba a llegar a su escuela, yo le di la solución, que nosotros le financiábamos la vuelta. Le preguntamos los detalles del valor de los pasajes en su recorrido de vuelta para llegar a la escuela y le dimos de inmediato el dinero. Quedamos sorprendidos de la odisea que le quedaba todavía para llegar a su destino. Quedó invitada pues a pernoctar en nuestra casa y que al otro día, íbamos a planificar temprano cómo se iba para su escuela. Al día siguiente le ofrecimos dinero para que subsistiera hasta que le pagaran el sueldo, agradeciéndolo mucho respondió tener otras reservas de dinero escondidas en la escuela. Al día siguiente, continuó su largo trayecto para llegar al límite con Argentina. Temprano desayunó y viajó, en primera instancia, en micro desde Malalhue a Panguipulli.

Rosalía trabajaba justamente en el límite de Chile con Argentina, donde había unos puestos de Aduanas Fronterizas, una en el lado chileno y otra un par de cientos de metros más allá, en el lado argentino. Nos describió su viaje así. Para llegar a este insólito pero hermoso lugar de trabajo la profesora debía atravesar el Lago Panguipulli en barquito, seguir internándose en la cordillera por un camino de tierra, otros 10 kilómetros por la orilla de un río que unía este lago con el larguísimo Lago Pirihueico. Entonces para ir a la escuela ella debía tomar, de nuevo otro barquito y atravesar de extremo a extremo ahora el lago Pirihueico, cuyo extremo superior está casi en el límite entre Chile y Argentina Desde allí debía caminar junto a un río, que une este último lago chileno con el lago argentino Nonthué. Al lado de este río está la escuela, por supuesto que en territorio chileno. La Aduana Chilena está junto al río que nace en el Lago Nonthué y la Aduana Argentina junto a este Lago Nonthué. El Nonthué es el extremo superior del largo y conocido Lago Lácar de Argentina que llega hasta la misma ciudad de San Martín de los Andes. Esto demuestra que prácticamente la altura sobre el nivel del mar es la misma entre esta ciudad y el extremo superior de la Cordillera de los Andes en esa zona, el Paso Hua Hum. Después de Hua Hum las aguas descienden hacia Chile. ¡FANTÁSTICO!



Se conocía desde hacía muchos años, que si las aguas de un río corren en dirección de Este a Oeste, el territorio es chileno, o sea si corren en dirección de donde sale el Sol hacia donde se oculta. Lo mismo sucedía con las aguas de todos los otros ríos que bajaban de la cordillera al mar Pacífico. Así de sencillo lo explicaban desde antaño los campesinos. Posteriormente en el Acuerdo Internacional entre Chile y Argentina, se terminó adoptando esta explicación relativa a los límites. Esta es una zona excepcionalmente muy lluviosa, de las más lluviosas del mundo. Los ríos, seguramente desde la época de los dinosaurios, se abrieron paso entre las montañas y esa erosión originó estos maravillosos pasos cordilleranos. En la Cordillera de los Andes los lagos son la muestra de como los ríos han socavado los cerros por la erosión y han originado unos murallones naturales gigantescos, de una belleza planetaria. A más de cien metros casi vertical hacia arriba se ve la nieve en la parte superior de los cerros. En el invierno algunas partes de estas regiones se vuelven peligrosas por los rodados.

Las planicies que quedan al lado de los lagos y a la orilla de los río, de acuerdo con las leyes, son territorio fiscal, allí estaba instalada la escuela, donde trabajaba nuestra ejemplar profesora Rosalía. El gobierno chileno construyó la escuela y contrató a la profesora. Esta escuela pública colindaba con un enorme latifundio, que era territorio privado, cuyo dueño pretendía, como era la costumbre de la época, extender sus dominios apropiándose de los territorios fiscales.

La profesora debía hacer colectas para comprar materiales escolares, mapas, tiza, libros, etc. La Municipalidad pagaba la electricidad de las escuelas públicas de la ciudad, pero no para las escuelas del campo, como ésta en la que trabajaba Rosalía.

De como se devuelve una mano.
Tiempo después del comienzo de esta historia yo volví a continuar mis estudios del Doctorado en Física a la ciudad argentina de La Plata, cerca de Buenos Aires. Mi esposa Marta continuó trabajando como profesora en Chile, en Malalhue, cerca de Panguipulli.

Unos 5 años después de conocer a Rosalía, en sus vacaciones de verano Martita decidió visitarme en Argentina. Volvíamos ella, mi pequeña hija Yenny y yo de Argentina al sur de Chile. Buscando en un mapa, vimos que para ir de Buenos Aires, vía Santiago hasta la zona sur, se hace un enorme triángulo geográfico, mientras que podíamos hacer el viaje de Buenos Aires directo, casi en línea recta, a la zona de Panguipulli. En vista de esto, cambiamos de opinión y pensamos que no hay mejor camino, que el ir directo de Buenos Aires al Sur de Chile. La verdad es que este viaje por vía aérea que hizo Martita con Yenny, de Santiago a Buenos Aires, fue muy accidentado. El mismo día que ellas debían viajar, un grupo de aviadores, que intentaron tomarse el gobierno peronista, mataron a miles de personas que estaban en la Plaza de Mayo defendiendo el gobierno democrático, frente a la casa de gobierno, ametrallándolas desde el aire. Los bandidos huyeron cobardemente al Uruguay. Martita y Yenny debieron postergar por varios días su viaje a Buenos Aires. Esto traumatizó a Martita y prefirió perder el pasaje de vuelta del avión. Optamos por volvernos en tren que atravesaba la pampa argentina llevando unos carros de carga y otros de pasajeros que iban bajándose de ciudad en ciudad. Comparado con hoy día, en esos tiempos, el tren era muy incómodo, no llevaba coche dormitorio, ni coche comedor. Sin embargo el viaje de los tres que volvían a juntarse para siempre fue hermoso y grandioso. Éramos jóvenes y debíamos disfrutar del matrimonio, la Universidad de donde sea debía esperar, el amor estaba primero.

¡Increíble, pasando la Cordillera de los Andes en barco!
Llegamos en tren a San Martín de los Andes, después de mas de 30 horas de viaje y mal dormidos. En esta ciudad fue necesario tomar un reparador descanso. En el hotel de San Martín nos pasaron un extenso mapa lleno de lagos para la región de la cordillera, llamada Corredor de los 7 Lagos de la Provincia de Neuquén. La sorpresa de las sorpresas agradables fue que atravesaríamos la cordillera en barco, en la parte argentina debíamos cruzar dos lagos, el Lago Nonthué y el largo Lago Lácar, que felizmente estaban unidos entre sí por un regio río-canal transitable, llegando finalmente en barco a la frontera con Chile muy cercana al Lago Pirihueico, donde estaba la Aduana Argentina y la Chilena. Estos últimos hermosos viajes por la región argentina nos tomaron otro medio día de camino, completando así casi 48 horas, solamente tomando en cuenta las horas de viaje. De todos los numerosos pasajeros, hasta este límite llegamos solamente nosotros y también un turista argentino. El último barco que nos condujo a la Aduana hizo el viaje únicamente con nosotros, pero debió cumplir su cometido, porque lo hacía todos los días llevando materiales para la Aduana Argentina. Pasamos por la Aduana Argentina sin ningún problema con nuestros documentos totalmente en orden. Desde aquí a unos cien metros mas adelante llegamos a pie cargando nuestras pesadas maletas hasta la Aduana Chilena, las que nos ayudó a llevar este argentino.

En la Aduana Chilena nos revisaron todo el equipaje y fue una enorme sorpresa cuando nos dijeron que no había ningún medio de locomoción para llegar a un puerto del Lago Panguipulli. Pensamos que nos iban a permitir dormir en la Aduana, pero nos dijeron que era imposible permitirnos dormir dentro del recinto. De repente, sorpresivamente apareció una mujer joven abrazándonos eufóricamente, su cara nos era conocida, pero con Martita no atinábamos a saber donde la habíamos conocido. Pero cuando ella dijo, por fin voy a pagar una deuda pendiente desde hace mucho tiempo, entonces nos recordamos de la profesora Rosalía, el recuerdo llegó tal como llega la luz al terminar un túnel. Fue un encuentro muy emotivo, con muchas lágrimas y ella nos llevó a su escuela, sin dejarnos hacer ningún otro trámite. Rosalía le contó a los funcionarios de Aduana la odisea que había vivido cinco años antes, oportunidad en la que nos conocimos en Malalhue y el comportamiento que nosotros habíamos tenido con ella. Fueron recuerdos de reconocimiento público ante los empleados de la Aduana. Todos los días llegaba ese barco a la misma hora y la profesora se dirigía a la Aduana para retirar los encargos que ella hacía con los funcionarios de la Aduana.

Este fenomenal encuentro sucedió por un azar y por una feliz coincidencia, ya que no habíamos pensado, ni nosotros ni ella, en que su ayuda la podía hacer casi en estas mismas condiciones de extremo apuro en que nosotros y ella nos encontramos. Ella en Malalhue y nosotros en el Paso Internacional Hua Hum.

Y entonces tuve que servir de pituto para que Rosalía también llevara a su escuela al turista argentino. Dormimos como un lirón alrededor de doce horas y a la mañana siguiente, tuvimos un desayuno exquisito con pan amasado calentito. Ella no nos dejó ni formular la pregunta, a que hora llega el bus para irnos al puerto de Panguipulli. Como no había alumnos, por estar en vacaciones de verano, tuvimos a disposición un espacio muy amplio en la escuela. Nos dijo, entiendo que vienen cansados, pero aquí se van a quedar a lo menos una semana. En realidad el lugar era super encantador, en la mañana Rosalía ordeñaba a sus tres vaquitas y Yenny ayudaba a llevar a los terneritos al corral, gozando mucho con esos y otros animalitos. Nos quedamos algunos días en los que no solamente disfrutábamos, sino que además le dábamos satisfacción a los deseos de nuestra amiga Rosalía, de querer atendernos en su escuela.

Supimos que en la época de clases se debía administrar el financiamiento de la bodega de comestibles, ya que los 120 alumnos, tres cursos de 40 alumnos cada uno, tenían que almorzar en la escuela. Esta construcción tenía 6 piezas para casa y escuela. La profesora vivía sola y debía hacer muchas cosas. Entre otras ella hacía el aseo en su escuela e impartía clases a estos cursos simultáneamente.

La escuela estaba junto a en un fundo maderero muy conocido en esa región. Rosalía nos dijo que le había contado al dueño, que Marta, hace ya un largo tiempo, le había regalado el dinero para continuar su accidentado viaje. El dueño le dijo que casualmente nos conocía por nuestro negocio. Él no quería que nadie desconocido se acercara a la escuela. Por lo tanto, le dijo el hacendado, que no había problemas en el caso de la permanencia nuestra. Pero era muy diferente el caso con el argentino que se nos acopló a nosotros, quien pudo quedarse allí solo un día.

En Buenos Aires, una interesada oficina de turismo que nos vendió los pasajes nos dijo, que por el trayecto que pensábamos recorrer, por el Paso Internacional de Hua Hum, había en todas partes una excelente conexión y movilización para los lugares del sur de Chile. Sin embargo éramos un reducido número de personas, las que en esos tiempos usábamos esta maravillosa vía de pasar la Cordillera de los Andes en barco.

Se cumplió la semana de la invitación de Rosalía y nos despedimos con lágrimas y agradecimientos. Ese día muy temprano nos fuimos en camión, de la escuela hasta el Lago Pirihueico, Martita y Yenny en la cabina y yo arriba del vehículo. Atravesamos este largo lago en un lindo barquito hasta el Puerto Fuy. Del Puerto Fuy viajamos algunos kilómetros en una micro y llegamos al Lago Panguipulli, tomamos un nuevo barquito y llegamos al otro extremo, o sea, a la ciudad de Panguipulli. Allí llamamos por teléfono a mi cuñado Alfonso Rost que vivía en Malalhue, a solo quince kilómetros, y nos dijo que esperáramos que iba a buscarnos mi sobrino José. Nos fue a buscar en un auto toda una novedad para ese tiempo, un convertible, en el que nos paseó por el Puerto de Panguipulli.

Conclusiones.
-Si no hubiera sido por toda esta serie de acontecimientos y coincidencias quizás no habríamos vuelto a ver a nuestra colega Rosalía.
-Rosalía con su excelente carácter, logró conectar amistosamente a las dos Aduanas, Chilena y Argentina en el Paso Internacional de Hua Hum.
-El complejo de estas dos Aduanas en el límite fronterizo lo adornaba una excelente escuela pública chilena, por estar enclavada en un límite casi imposible de concebir con educación para todos los campesinos de la zona, tanto chilenos como argentinos.
-El viaje resultó maravillosamente bien, porque los malestares del camino los resolvimos con entusiasmo, ya que éramos jóvenes y teníamos espíritu aventurero.
-Es delicioso no tener que subir la odiosa Cordillera para atravesar Los Andes. El viaje se hace por la vía del fantástico conjunto de lagos del sur. Se hace placenteramente y haciendo un auténtico turismo, sin el riesgo del avión y el malestar del bus.
-El trayecto entre San Martín de Los Andes, Argentina, y Panguipulli, Chile, se puede hacer no sólo en barco, sino que en un bote a remo o con motor. ¿Quiénes serán los primeros competidores?

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sábado, 9 de julio de 2011

“Encuentro espectacular con Anna-Lena”

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Encuentro relatado por Aída María Román.

Ayer viernes, 8 de Julio, conocimos a la estudiante universitaria alemana Anna-Lena en el Parque de la Ciudad Mediática, donde están ubicados la mayor parte de los cines de la ciudad de Colonia, en un espectacular edificio transparente. Allí, se encuentra asimismo, un espectacular edificio de más de 35 pisos y al lado una laguna, a la que llegan cisnes y patos silvestres. Entre estas majestuosas edificaciones modernas surgió una gigantesca carpa-acordeón, también espectacular, conteniendo la sala de exposición de los vehículos. Haciendo juego de espectacularidad con todo esto conocimos a Anna-Lena. Su simpatía se dejó sentir en el día de ayer, pero hoy ella nos ha mostrado una exquisita simpatía latinoamericana. Se mantuvo escuchándonos y riéndose durante nuestra interesante y amena conversación. Sus colegas de trabajo, quienes no hablan español, se mantenían muy atentos en las cercanías, por el hecho de verla a ella tan contenta. Gozábamos haciendo uso de nuestro común idioma latinoamericano. Ella había aprendido español, ya que estudia en la universidad “Latinoamerikanistik”, Literatura Latinoamericana. También estudió en la Universidad de Córdoba, Argentina. Añora poder volver a Argentina, aunque sea de turismo; hará realidad su sueño en un par de meses mas.

Se emocionó mucho con Raúl, ya que él le contó que conoció personalmente y fue amigo de Pablo Neruda. Otra coincidencia, es que Raúl estudió el Doctorado de Física en la Universidad de La Plata en Argentina, claro que cincuenta años antes. Además una prima de ella es casada con un chileno de Valparaíso.

Ella aparecía más interesante todavía, ya que estaba presentando los nuevos automóviles del futuro, absolutamente eléctricos. Tenía a su disposición once de estos autos, que por supuesto, nos ofreció uno para que diéramos una vuelta por la ciudad y probáramos la nueva tecnología de un vehículo sin el molesto ruido del motor, sin vibraciones y sin contaminación. Su trabajo en esa firma es esporádico, para financiar así parte de sus estudios universitarios.

Quedamos muy impresionados de la simpatía de Anna-Lena. Por otro lado, su simpatía es directamente proporcional a su armonioso físico juvenil.

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domingo, 26 de junio de 2011

“Balance de la vida en su lucha contra la muerte”

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Relato hecho por Aída María Román.

Conversando con Raúl él tocó un tema relevante en un largo día de verano y como yo andaba con la grabadora a cuestas le dije, cuéntame no mas por favor con detalles esa crucial historia que me estás empezando a narrar. En vista de esto, yo saqué mi grabadora de inmediato. Raúl, que ya cumplió los 82 años, aún se mantiene con muchos deseos de seguir recordando importantes acontecimientos de su vida. Yo preparé la entrevista y miren lo interesante que resultó.

“De como le salvé la vida a un amigo”

A Amelia y a Guillermo los conocimos en la década del setenta, en la ciudad de Temuco, y nos hicimos de inmediato amigos. Juntos con Guillermo, Amelia y mi familia pasábamos algunos fines de semana en Lican-Ray, a orillas del hermoso y legendario Lago Calafquén. En las márgenes de este lago, y sus atractivas y encantadoras doce islas, tenía por ese entonces mi casa de veraneo. Con Guillermo hicimos una buena e íntima amistad, a raíz de que ambos éramos profesores y teníamos casi una misma filosofía.

En aquellos tiempos yo preparaba una novela de ciencia ficción futurista y él era Profesor de Literatura de la Universidad de Chile. Esto de que yo dedicara parte de mi tiempo a la literatura unía nuestra amistad. En primer lugar yo trataba de escribir lo sucedido en el ámbito de los descubrimientos más importantes de la ciencia, la salida de Yuri Gagarin al cosmos, 1959, y en especial de la informática, hasta llegar a aquel momento en el que recién habían aparecido los computadores de bolsillo. Yo me mantenía muy bien informado pues manejaba, por medio de la Universidad Técnica del Estado, un terminal de una IBM 360, único en ese momento en la región sur de Chile. Esto ocurría a comienzos de la década del setenta. La segunda parte de la novela era realmente una novela de ciencia ficción, que consistía en proyectarse pronosticando lo que podría suceder con la informática en el resto del siglo veinte, y hasta el 61 del siglo veintiuno. En el año 2061 se van a cumplir cien años de la salida del hombre al cosmos.

En 1976 Guillermo y su familia, como igualmente yo y la mía nos fuimos a trabajar a Europa. Él y su familia a Alemania del Este y yo a Alemania del Oeste. Nos escribimos y nos vimos de vez en cuando, en una de esas oportunidades Guillermo y su señora estuvieron invitados por nosotros una semana a nuestra casa. Vino Guillermo y en su calidad de catedrático, aprovechó el viaje para realizar interesantes conferencias sobre Chile, en las Universidades de la provincia alemana de Renania Westfalia.

Pasaron los años... Volviendo a arreglar mis papeles de jubilación a Chile en 1992 y cuando fui de visita a la casa de mi amigo y colega Aníbal, en Valparaíso, sabiendo que Guillermo estaba de vuelta en Chile le pregunté por él. Aníbal me contó que tenía contacto con nuestro colega y me dio su número de teléfono. Llamé a Guillermo de inmediato y nos pusimos de acuerdo para almorzar juntos al día siguiente, que era domingo, en su departamento con las clásicas y apetecidas cholgas. Después del almuerzo, algo rociado, salimos en bus a dar un paseo por las playas de Valparaíso.

Bajando del bus, comenzamos nuestro paseo a pie frente a una gran escuela, la que a esas horas por ser domingo estaba cerrada. Seguimos el paseo por la atractiva parte posterior de esta escuela, con sus más de diez mil metros cuadrados de césped que cubrían todo el espacio desde el edificio hasta llegar al mar. Mientras los tres conversábamos paseándonos, Guillermo se nos separó adelantándose unos treinta metros por el hermoso césped.

Seguimos conversando amenamente con Amelia... De repente le digo a ella, Guillermo iba ahí delante de nosotros, ¿dónde está ahora? Empezamos a buscarlo por el lugar donde lo habíamos visto ir y siguiendo las huellas que él dejó en el pasto nos acercamos al lugar y nos dimos cuenta que allí donde terminaban las huellas sobre el césped, él estaba colgado en un abismal pozo. ¡Estaba colgando! Se afirmaba a duras penas con sus dos manos de un par de palos de coligues que quedaron descubiertos del césped. El maldito pozo no tenía una tapa metálica, ni de madera, ni de cemento, estaba cubierto por un engañoso césped superficial que se extendía como una trampa sobre unos palos roídos, los que a penas se veían entre el pasto. Estos palos cubrían el peligrosísimo pozo, cuyo fondo llegaba a un caudaloso canal, el que llevaba al mar las aguas servidas de esa zona de Valparaíso. En ese pozo siniestro agarrado con sus manos a dos de estos coligues estaba mi amigo Guillermo, a punto de soltarse y caer a una profundidad de más de veinte metros, por donde corrían caudalosamente las aguas al mar. Lo insólito es que no había ningún letrero a la vista advirtiendo de este grave peligro.

Miramos a todos los alrededores, no había a quien pedirle ayuda. A esa hora solo pasaban algunos vehículos por la carretera, a orillas del mar, la que quedaba a cerca de cien metros de donde nosotros estábamos. Me tendí de inmediato sobre esa trampa a tomarle los brazos entre los coligues a mi amigo, gritándole que no se suelte, que siga afirmándose hasta que yo logre levantarle a él un brazo para que ponga el codo encima de los palos. Yo hacía todos los esfuerzos posibles para levantarle un brazo y no lo lograba con mis ya desgastadas fuerzas, entonces Amelia se tendió también por el otro lado y entre los dos logramos ponerle el codo encima y con esto Guillermo sacó la cabeza a la luz. Acto seguido con el otro brazo hicimos lo mismo hasta que quedó colgando no de sus manos, sino ahora de las axilas. Me apretó fuertemente aferrándose con su mano ya libre a mi brazo y lo mismo hizo con la otra mano aferrándose al brazo de ella. Ahora nos tomaba él y al mismo tiempo lo tomábamos nosotros de sus brazos y de esta manera nos acuclillamos y entre los dos lo arrastramos por el pasto, fuera del hoyo maldito que tenía deseos de tragarnos a los tres y llevarnos al mar para ser devorados por la fauna marina.

Allí en el bien cuidado césped quedamos los tres tendidos y extenuados hasta que alrededor de una hora después de estar en esa posición fuimos divisados por un grupo de turistas que casualmente pasaba por el camino cercano al lugar. Se acercaron y se alarmaron al vernos con nuestras mejores ropas de domingo embarradas. El guía turístico nos informó que de haber caído al hoyo las aguas nos habrían arrastrado hasta el mar y que habríamos tenido la vida absolutamente perdida, que las aguas de ese maldito canal de desagüe llegaban a un acantilado a orillas del mar, cayendo nuevamente desde otros veinte metros de altura.

Guillermo quedó callado y traumatizado, no habló una sola palabra por muchas horas y nunca después quiso hablar de este tema. Este terrible suceso lo impresionó muchísimo afectando seguramente su vida personal.

Después de este horrible y dramático paseo nos fuimos, por supuesto, en taxi de vuelta al departamento de Amelia y Guillermo. Al pagarle el viaje nos dimos cuenta que el taxista continuaba muy interesado en saber la causa de tener a sus clientes con la ropa tan extremadamente sucia en pleno día domingo, a raíz de esto Amelia tuvo la amabilidad de darle una explicación de nuestro accidente. Llegando a casa ellos se cambiaron de ropa y yo me limité a limpiar superficialmente la mía. Nos revisamos los brazos todos magullados y aún adoloridos, no teniendo felizmente heridas profundas. Guillermo se fue de inmediato a acostar. Luego Amelia y yo tomamos onces y conversamos de la gravedad de esta atroz experiencia que habíamos vivido, que nos ocupó toda la tarde de ese día domingo, sin haber podido alcanzar a llegar de paseo al mar. Enseguida yo me fui en taxi donde mi amigo Aníbal. Al verme éste quedó perplejo por el estado calamitoso de mis ropas con las que yo volvía, después de haber ido a visitar a unos íntimos amigos. Al contarle el acontecimiento me dijo que corrí un enorme riesgo, que este tipo de problemas se avisan a Carabineros y que ellos envían equipos de socorro al lugar. Eran sus palabras tan sabias, pero tan inútiles, que yo le respondí diciéndole que eso era imposible, que la emergencia era demasiado grande, que allí no había teléfono cercano, por lo que el camino adoptado era el único posible. ¡Había que arriesgarse!

Guillermo y su señora volvieron a trabajar a Chile a comienzos de la década del noventa. Amelia fundó en Chile una importante organización, cuyo objetivo era preparar a los alumnos egresados de la Educación Secundaria para que obtuviesen un buen puntaje en la Prueba de Aptitud Académica. Con los años pasaron por esta escuela miles de alumnos, en los locales de Valparaíso y en otras sedes. Fui invitado por algunos profesores universitarios para que volviera a Chile y trabajara allí en alguna organización de educación en esta preparación preuniversitaria. En esta área yo había tenido mucha experiencia, en años anteriores.

“Derrotando a la muerte”

Es curioso. A mi me parece que he estado muchas veces muy cerca de la muerte. Es una suposición mas bien estadística, como es en este caso, que el amigo que estaba a milímetros de ella nos arrastraba, sin quererlo, casi sin falta a tener este mismo destino, lo que habría sido como una gran tragedia para nuestras familias y amigos, sobre todo porque era Marzo de 1992.

Yo creo haber estado muy cerca de la muerte, no sólo en mi estadía en el hospital, durante la delicada operación de tres bypasses al corazón (1995), sino a lo menos en otra docena de situaciones. Varias veces con mi moto de carrera, en los caminos de la Provincia de Valdivia (1950-1952)...; en la caída libre de un ascensor, al que se le cortaron los cables, en Buenos Aires (1953)...; otra relacionada con un ascensor, al salvarle la vida a un trabajador de la empresa, en el Frigorífico Armur, en Buenos Aires (1954)...; incendio provocado en el frente de mi casa, felizmente apagado con la ayuda de mis vecinos (1957); a la semana siguiente, mientras hacía clases un disparo rompe los vidrios de mi sala de clases, quedando incrustado en el pizarrón al lado de donde yo estaba escribiendo (1957); viajando en un auto con un matrimonio amigo, Nora y Lucho, al cortársele la dirección, bajando una larga y empinada cuesta en el Archipiélago de Chiloé, chocando con un poste, quedando el auto destrozado y milagrosamente suspendido al borde de un precipicio (1972)...; en incendios en dos de mis propiedades, en La Araucanía (1963 y 1973)...; de las casi 900 horas de vuelo que llevo hasta ahora se consideran natural estos dos riesgos de muerte por los que he pasado, en el 2% de los vuelos que he realizado en avión, viví dos delicados accidentes en los cuales se tuvo que llegar al extremo de tener que aterrizar sin combustible, en Concepción (1970), en Buenos Aires (1990) ...; y en algunas situaciones mas que no las recuerdo muy bien.

Ahora tengo ochenta y dos años y siete operaciones, pienso que muchos de mis compañeros de colegio que ya han fallecido, seguramente, han tenido más situaciones emergentes que a las que yo he estado enfrentado. Creo que mis amigos se deben haber escapado de muchas situaciones de emergencia extrema antes de fallecer. Seguramente nadie quiere narrar este desagradable e incomprensible tipo de instancias y nuestra memoria se defiende llevándolas al olvido, se resiste y nos cuesta escribir y describir en detalle vivencias desagradables de esta índole.

En general los animales vivían siempre al borde de la muerte. En ellos su vida no terminaba casi nunca de muerte de vejez natural.

Actualmente nosotros, mediante nuestra inteligencia y los avances de la ciencia prolongamos, año tras año, maravillosamente el promedio de vida de “la muerte natural” de vejez. España es el país que ostenta el promedio más alto del mundo de la llamada muerte natural por vejez. Las mujeres con aproximadamente 82 años y los hombres con 78 años. Este promedio a comienzos del siglo pasado no alcanzaba a los cincuenta años. En el siglo veinte el promedio de vida en España y el mundo subió aproximadamente casi cincuenta años. Si las cosas van así a finales de este siglo el promedio de vida será de ochenta más cuarenta años, o sea, a lo menos de ciento-veinte años. Todo este cálculo es sin considerar los revolucionarios adelantos científicos con respecto a este tema, como ser trasplantes completos de órganos clones hechos en laboratorio mediante el cultivo de células madres, vale decir, riñones, corazón, ojos, etc. Utilizando, por supuesto, para estos trasplantes las maravillosas máquinas robóticas que ya están empezando a utilizarse en Alemania.

Las prometedoras nuevas finísimas plaquetas de ese maravilloso material obtenido de las minas de los lápices de carbón, con los que se escribe y se hacen gráficos negros. Las láminas de este material son de dos dimensiones, largo y ancho, ya que su grosor es mono-atómico de carbón. Por ser de carbón estas láminas no las rechaza nuestro organismo. Por el descubrimiento de este maravilloso material, GRAFENO, se concedió Premio Nobel de Física en el año 2010. Este grafeno ya se está utilizando para hacer microprocesadores y en estudio para la medicina. La placa es dura, ultra fina y transparente. Como de los lápices salen pedacitos muy pequeños los físicos están ideando máquinas para unirlos y tener plaquetas de dimensiones apropiadas para cubrir nuestros huesos, etc.



Por fortuna felizmente hay miles y miles de otras vivencias en la alegría del vivir, donde hemos pasado casi todos horas, días, semanas o años plenos de felicidad y sin peligros de muerte. El balance de la vida, en su lucha contra la muerte, está indudablemente a favor de nosotros, los seres racionales, que hemos adoptado una vida enteramente positivista.
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sábado, 25 de junio de 2011

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miércoles, 3 de febrero de 2010

“Nuestro Tony Caluga y Charles Chaplin“

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Historia recopilada por Aída María Román.
Temuco

Aprovechando que Raúl está con vena de comentar sus recuerdos... lo insté a que me contara sus vivencias con el Tony Caluga. Él es el Tony latinoamericano de más relevancia. A su muerte le erigieron en Santiago un monumento en el lugar donde se instala el circo todas las primaveras. Raúl me relató así su convivencia con él y yo escribí.

Hace muchos años, en la década del 60, llegaba nuevamente el circo Las Águilas Humanas a la ciudad de Temuco. Yo era en ese entonces Presidente de los Profesores de la Provincia de Cautín. Recuerdo que le conté a más de alguno de mis colegas en el Liceo de Hombres N°1, hoy Liceo Pablo Neruda, que hacía unos años había conocido al Tony Caluga y que me parecía un artista tan completo que lo comparaba sólo con Charles Chaplin. Un Tony realmente entregado de cuerpo y alma a su profesión y a enseñar algo más aparte de hacer reír a su público. Así yo lo estimaba, como también la mayor parte del público chileno. El Circo Águilas Humanas era un circo sin alma si no estaba el Tony Caluga. Decir Águilas Humanas era decir el Circo del Tony Caluga. Su esposa, Teresita, administraba la fabricación y distribución de las deliciosas calugas que ella misma con otras personas vendían al público al comenzar las funciones y en los intermedios. Ella las había hecho famosas, tan famosas que el propio Tony recibió el sobrenombre de Tony Caluga. Ella era una enamorada y abnegada admiradora del arte de su marido. Teresita le ayudaba muchísimo, era su pasión y su consejera. El Tony Caluga era conocido en toda Latinoamérica. En estos momentos estamos haciendo este recuerdo de él en una cafetería del centro de una importante ciudad de Alemania, donde hay muchísimos chilenos que lo recuerdan también. Y como los tiempos han cambiado, esta información puede ser leída en unos minutos mas en cualquier parte del mundo, donde se disponga de un computador, o donde se encuentre un cibercafé, o bien visitando una biblioteca importante. La dirección es: historiasderaul.blogspot.com

Yo conocí a este genio del arte circense desde una de las primeras giras de Las Águilas Humanas a esta ciudad, asistía invariablemente al circo cada vez que éste venía a Temuco y además trataba de tomar las localidades más cercanas al proscenio. Yo lo admiraba por considerarlo, como ya lo dije anteriormente, un artista al nivel y en el género de Charles Chaplin y no me equivocaba, ya que su arte cómico casi invariablemente llevaba algún mensaje. Los mensajes generalmente tenían que ver, en el fondo, con las injusticias sociales. El Tony Caluga vivía preocupado en desarrollar cada vez mejor su ya famosa profesión artística. La misma dedicación sostuvieron sus compañeros de trabajo, los Hermanos Farfán, quienes en el trapecio llegaron a dominar su arte a tal extremo que en la década del sesenta recibieron dos medallas de oro en el famoso Festival Europeo Mundial de Espectáculos Circenses de Mónaco.

Yo era muy aficionado a celebrar los números cómicos, especialmente, con mensajes de contenido social. Admiraba el optimismo y la vida alegre, por eso quería mucho al Tony Caluga. Resultó que después de tener amistad con él en Temuco, conocí a unos amigos de Abraham en Santiago. Tuve contactos posteriores con él y su señora en la capital, en los restaurantes de la calle Teatinos, donde era muy habitual que se juntara un grupo de sus amigos artistas.

Al día siguiente que se anunció la llegada del circo a Temuco, en una de sus giras a esta ciudad, me encontré al llegar a la casa que en el antejardín tocaba el timbre una pareja de personas que mirándolos por la espalda me pareció de inmediato que eran muy apreciados y conocidos míos, o quizás la intuición me anunciaba que eran muy amigos. Me acerqué y la sorpresa fue grande al ver que era el Tony Caluga y su esposa, con los que nos dimos un gran abrazo. Me venían a saludar antes de visitar a ningún otro amigo en Temuco. Los hice pasar de inmediato a la casa y nuestra nana, Elena, ya sabía como actuar y movilizarse en casos como estos. Ella tenía para estas emergencias preparado siempre el esquema de un almuerzo especial. Mis agradables visitas, después de hacer un brindis, se quisieron ir y yo en tono de broma actué diciendo, -Elenita venga, le presento a mi amigo el Tony Caluga y a su señora Teresa San Martín- y le agregué, -ellos se quieren ir, creen que usted no tiene almuerzo suficiente para todos-. Elena contestó, -mientras ustedes conversaban yo preparé ya todo-. Se quedaron ahí y minutos después llegó mi esposa Martita de la escuela y se armó una agradable convivencia. La conversa no paró, disfrutamos de un almuerzo muy rociado y contentos de este inolvidable encuentro.

Al llegar a mi casa ellos comenzaron haciendo bromas, porque veían mi apellido escrito en muchísimos muros y cercos de las calles. A propósito de esto les comenté durante el almuerzo que yo tenía solamente una casa en Temuco, que los otros tantísimos cercos y muros donde ellos habían visto escrito Buholzer no eran de mi pertenencia. Les conté que el motivo de que mi apellido estuviera escrito en las demás partes era por ser yo candidato a regidor. Por supuesto que de esto ellos también se habían dado cuenta.



En la conversación sacaron dos tarjetas de invitación al circo y le regalaron otra a Elena. Allí, entre bromas y bromas, surgió la idea de que mi amigo me iba a hacer propaganda durante la función. Resultó de esto finalmente que uno de los números centrales del circo fue un show donde él concluía que el mejor candidato a regidor que tenía Temuco era Raúl Buholzer. Desgraciadamente yo estaba con compromisos ineludibles y por primera vez no podía asistir al circo, ya que coincidía con la hora del inicio de la función el tratar de parar el desalojo de personas damnificadas que estaban viviendo a la interperie. No tomé en cuenta para nada que podría servirle de propaganda, estar en un circo, a un candidato a regidor. Así que asistió con Martita la Elenita al circo y ellas me contaron después que había sido un lindo número, que mi amigo le había hecho bromas a Elena y que el público se divirtió mucho. Mi amigo Abraham en este show destacó el hecho de que a Elena le habíamos enseñado a leer y a escribir y dijo además el Tony que ella vivía como parte de nuestra familia. Le habíamos entregado un sueldo porcentualmente proporcional a nuestros dos sueldos. Cada tres años le llegaba a Martita y a mi invariablemente un aumento de sueldo trienal y esto se le respetaba rigurosamente a Elena. Con estos ejemplos y por un motivo u otro descartaba a todos los otros candidatos y dejaba a Raúl Buholzer como único candidato. Él pensaba que yo como regidor de Temuco sería una solución y garantía para la gente más desprotegida.

A mi amigo Abraham le agradecí la amable invitación a las primeras filas de la platea y le dije que lamentaba no haber podido asistir a la función de inauguración del circo, porque tenía una obligación gremial ineludible e impostergable ese mismo día. El Tony Caluga como buen amigo, no se resintió para nada y dijo que al contrario, había sido mejor que yo no estuviera presente allí. Él le había dicho al público que yo estaba solucionando problemas de los pobladores, ya que esa tarde desalojaban a un grupo de ellos que se habían tomado provisoriamente un terreno, porque habían sido afectados por la inundación del río Cautín. Él fue, y yo indirectamente, muy aplaudido por el público circense.

Les ofrecimos con mi esposa a él y a Teresita que podían irse a pasar un tiempo de vacaciones a nuestra casa ubicada en el balneario de Lican-Ray. Nos lo agradecieron, pero esto resultó inviable por sus pasiones y obligaciones artísticas. Su presencia en nuestra casa era como una excepción a sus abnegadas obligaciones artísticas, él vivía para el Circo Las Águilas Humanas. Así conocí a Abraham Lillo Machuca, que era 13 años mayor que yo y del que yo intuía que tenía mucho que aprender. Su educación y erudicción provenían de ser él un fantástico autodidacta. Llegó incluso, entre muchas otras actividades, a hacer clases de circo en el Teatro Caupolicán de Santiago.

Mi amigo Abrahan Lillo Machuca, Machuquita, Tony Caluga, falleció el 17 de julio de 1997, cuando yo estaba en Alemania. Su nombre y su herencia artística han quedado en su hijo Abraham Lillo San Martín, Cascarita, quien se destaca en Europa como un artista de circo que lleva en el alma el mismo género de su padre. Aparece en Suecia visitando los hospitales de niños y los lugares con niños minusválidos. Él, como su padre, tiene una sensibilidad muy especial hacia esos niños, ellos son los que más se divierten con las mímicas y los gestos de estos super y desinteresados artistas. Esto de nuevo me hace recordar que era el género y la tendencia de Charles Chaplin. Son sus continuadores. Se dice que sus nietos también heredaron esta gran sensibilidad. Por eso estamos escribiendo estos hechos con mucha dedicación y emoción.

¡Adelante Cascarita, tienes la pista libre!