jueves, 21 de julio de 2011

“¡Atravesando la Cordillera de los Andes en barco”!

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Historia relatada por Aída María Román.

Un buen día del verano del año 2011, paseando por la orilla del Río Rin, me dijo Raúl, -¿sabes cuántos kilómetros hay desde el nacimiento de este río en Suiza, que pasa raudo por Alemania, hasta que llega a su desembocadura en Holanda? Recorre nada menos que 1.300 kilómetros y estos miles de botes y barcos que hemos visto todos los días, que navegan por él sin dificultad, te debo decir que por esto tienen una larguísima vida útil, algunos más de un siglo. Las uniones de estos lagos se canalizarán en el futuro y, justamente en la zona de la frontera Chile y Argentina, se construirán unas exclusas que levanten y bajen estos barcos para lanzar a éstos a las aguas que corren hacia Chile y viceversa-.

-En Alemania eso es algo muy normal, en Dortmund hay varias exclusas que nivelan las aguas que van hasta Holanda. En otros lados también son abundantes, incluso se puede llegar hasta París y a muchas otras ciudades. No me cabe ninguna duda que en el futuro cercano se harán unas exclusas en esta parte de la frontera con Argentina-.

Realmente es verdad lo que tú me dices. Ahora que conocemos esto y a propósito de tu historia que te acabo de grabar, no es fantástico pensar en unir San Martín de Los Andes, Argentina, con la ciudad de Panguipulli, Chile, pues el recorrido total es apenas la décima parte de lo que recorre el Rin. Creo que tienes razón, que esto es algo muy interesante, ya que en América del Sur daríamos el ejemplo histórico de como las molestas fronteras se convierten en un delicioso paseo turístico al ir atravesando varios lagos y pequeños ríos.

Voy a relatarles enseguida lo que Raúl me contó a cerca de una experiencia vivida por él en la década de sus años veinte-treinta. Él me contó dos interesantes temas que los gravé y se encuentran unidos; como se devuelve una mano; y como se atraviesa la Cordillera en barco.

Rosalía Antonomasia fue una ejemplar Profesora de la Escuela del Pirihueico.
Nos contó Rosalía (24) que: Un buen día del año 1953, venía de Temuco haciendo los interminables trámites para su escuela. En Temuco sacó pasaje hasta Lanco. Tomo el tren que viajaba de Santiago a Puerto Montt. Tuvo que combinar de tren a micro en la ciudad de Lanco, debió seguir por el ramal de Lanco a Panguipulli. En Lanco se dio cuenta que le habían robado el dinero. Se fue en micro y pagó su pasaje hasta donde le alcanzaron las monedas sueltas que se habían salvado del robo, llegando al atardecer al pueblo de Malalhue. La micro tenía paradero frente a mi emporio. Allí se bajó con su maletita y se dirigió el emporio a preguntar donde había un hotel. Mientras ella nos contaba su desgracia entonces partió la micro, por lo que ella se desesperó y salió corriendo a hacerle señas al chófer para que la llevara a Panguipulli, sus angustiosos gritos resultaron sin ningún éxito.

Allí en el negocio de Malalhue nos contó su historia a Martita y a mi. Mi esposa era profesora y había pasado por situaciones muy parecidas cuando comenzó a trabajar. Ella le ofreció de inmediato que durmiera en nuestra casa. Con Martita quedamos muy conmovidos con lo que le había pasado y por eso le dijimos que no se preocupe que la vamos a ayudar. Le dijimos, somos profesores y no podemos dejar a una colega sin ayuda. Martita siendo profesora en actividad se conmovió más todavía, por lo que Rosalía tuvo una muy buena y especial acogida de parte nuestra. Y antes que siguiera con sus pensamientos negativos, de como iba a llegar a su escuela, yo le di la solución, que nosotros le financiábamos la vuelta. Le preguntamos los detalles del valor de los pasajes en su recorrido de vuelta para llegar a la escuela y le dimos de inmediato el dinero. Quedamos sorprendidos de la odisea que le quedaba todavía para llegar a su destino. Quedó invitada pues a pernoctar en nuestra casa y que al otro día, íbamos a planificar temprano cómo se iba para su escuela. Al día siguiente le ofrecimos dinero para que subsistiera hasta que le pagaran el sueldo, agradeciéndolo mucho respondió tener otras reservas de dinero escondidas en la escuela. Al día siguiente, continuó su largo trayecto para llegar al límite con Argentina. Temprano desayunó y viajó, en primera instancia, en micro desde Malalhue a Panguipulli.

Rosalía trabajaba justamente en el límite de Chile con Argentina, donde había unos puestos de Aduanas Fronterizas, una en el lado chileno y otra un par de cientos de metros más allá, en el lado argentino. Nos describió su viaje así. Para llegar a este insólito pero hermoso lugar de trabajo la profesora debía atravesar el Lago Panguipulli en barquito, seguir internándose en la cordillera por un camino de tierra, otros 10 kilómetros por la orilla de un río que unía este lago con el larguísimo Lago Pirihueico. Entonces para ir a la escuela ella debía tomar, de nuevo otro barquito y atravesar de extremo a extremo ahora el lago Pirihueico, cuyo extremo superior está casi en el límite entre Chile y Argentina Desde allí debía caminar junto a un río, que une este último lago chileno con el lago argentino Nonthué. Al lado de este río está la escuela, por supuesto que en territorio chileno. La Aduana Chilena está junto al río que nace en el Lago Nonthué y la Aduana Argentina junto a este Lago Nonthué. El Nonthué es el extremo superior del largo y conocido Lago Lácar de Argentina que llega hasta la misma ciudad de San Martín de los Andes. Esto demuestra que prácticamente la altura sobre el nivel del mar es la misma entre esta ciudad y el extremo superior de la Cordillera de los Andes en esa zona, el Paso Hua Hum. Después de Hua Hum las aguas descienden hacia Chile. ¡FANTÁSTICO!



Se conocía desde hacía muchos años, que si las aguas de un río corren en dirección de Este a Oeste, el territorio es chileno, o sea si corren en dirección de donde sale el Sol hacia donde se oculta. Lo mismo sucedía con las aguas de todos los otros ríos que bajaban de la cordillera al mar Pacífico. Así de sencillo lo explicaban desde antaño los campesinos. Posteriormente en el Acuerdo Internacional entre Chile y Argentina, se terminó adoptando esta explicación relativa a los límites. Esta es una zona excepcionalmente muy lluviosa, de las más lluviosas del mundo. Los ríos, seguramente desde la época de los dinosaurios, se abrieron paso entre las montañas y esa erosión originó estos maravillosos pasos cordilleranos. En la Cordillera de los Andes los lagos son la muestra de como los ríos han socavado los cerros por la erosión y han originado unos murallones naturales gigantescos, de una belleza planetaria. A más de cien metros casi vertical hacia arriba se ve la nieve en la parte superior de los cerros. En el invierno algunas partes de estas regiones se vuelven peligrosas por los rodados.

Las planicies que quedan al lado de los lagos y a la orilla de los río, de acuerdo con las leyes, son territorio fiscal, allí estaba instalada la escuela, donde trabajaba nuestra ejemplar profesora Rosalía. El gobierno chileno construyó la escuela y contrató a la profesora. Esta escuela pública colindaba con un enorme latifundio, que era territorio privado, cuyo dueño pretendía, como era la costumbre de la época, extender sus dominios apropiándose de los territorios fiscales.

La profesora debía hacer colectas para comprar materiales escolares, mapas, tiza, libros, etc. La Municipalidad pagaba la electricidad de las escuelas públicas de la ciudad, pero no para las escuelas del campo, como ésta en la que trabajaba Rosalía.

De como se devuelve una mano.
Tiempo después del comienzo de esta historia yo volví a continuar mis estudios del Doctorado en Física a la ciudad argentina de La Plata, cerca de Buenos Aires. Mi esposa Marta continuó trabajando como profesora en Chile, en Malalhue, cerca de Panguipulli.

Unos 5 años después de conocer a Rosalía, en sus vacaciones de verano Martita decidió visitarme en Argentina. Volvíamos ella, mi pequeña hija Yenny y yo de Argentina al sur de Chile. Buscando en un mapa, vimos que para ir de Buenos Aires, vía Santiago hasta la zona sur, se hace un enorme triángulo geográfico, mientras que podíamos hacer el viaje de Buenos Aires directo, casi en línea recta, a la zona de Panguipulli. En vista de esto, cambiamos de opinión y pensamos que no hay mejor camino, que el ir directo de Buenos Aires al Sur de Chile. La verdad es que este viaje por vía aérea que hizo Martita con Yenny, de Santiago a Buenos Aires, fue muy accidentado. El mismo día que ellas debían viajar, un grupo de aviadores, que intentaron tomarse el gobierno peronista, mataron a miles de personas que estaban en la Plaza de Mayo defendiendo el gobierno democrático, frente a la casa de gobierno, ametrallándolas desde el aire. Los bandidos huyeron cobardemente al Uruguay. Martita y Yenny debieron postergar por varios días su viaje a Buenos Aires. Esto traumatizó a Martita y prefirió perder el pasaje de vuelta del avión. Optamos por volvernos en tren que atravesaba la pampa argentina llevando unos carros de carga y otros de pasajeros que iban bajándose de ciudad en ciudad. Comparado con hoy día, en esos tiempos, el tren era muy incómodo, no llevaba coche dormitorio, ni coche comedor. Sin embargo el viaje de los tres que volvían a juntarse para siempre fue hermoso y grandioso. Éramos jóvenes y debíamos disfrutar del matrimonio, la Universidad de donde sea debía esperar, el amor estaba primero.

¡Increíble, pasando la Cordillera de los Andes en barco!
Llegamos en tren a San Martín de los Andes, después de mas de 30 horas de viaje y mal dormidos. En esta ciudad fue necesario tomar un reparador descanso. En el hotel de San Martín nos pasaron un extenso mapa lleno de lagos para la región de la cordillera, llamada Corredor de los 7 Lagos de la Provincia de Neuquén. La sorpresa de las sorpresas agradables fue que atravesaríamos la cordillera en barco, en la parte argentina debíamos cruzar dos lagos, el Lago Nonthué y el largo Lago Lácar, que felizmente estaban unidos entre sí por un regio río-canal transitable, llegando finalmente en barco a la frontera con Chile muy cercana al Lago Pirihueico, donde estaba la Aduana Argentina y la Chilena. Estos últimos hermosos viajes por la región argentina nos tomaron otro medio día de camino, completando así casi 48 horas, solamente tomando en cuenta las horas de viaje. De todos los numerosos pasajeros, hasta este límite llegamos solamente nosotros y también un turista argentino. El último barco que nos condujo a la Aduana hizo el viaje únicamente con nosotros, pero debió cumplir su cometido, porque lo hacía todos los días llevando materiales para la Aduana Argentina. Pasamos por la Aduana Argentina sin ningún problema con nuestros documentos totalmente en orden. Desde aquí a unos cien metros mas adelante llegamos a pie cargando nuestras pesadas maletas hasta la Aduana Chilena, las que nos ayudó a llevar este argentino.

En la Aduana Chilena nos revisaron todo el equipaje y fue una enorme sorpresa cuando nos dijeron que no había ningún medio de locomoción para llegar a un puerto del Lago Panguipulli. Pensamos que nos iban a permitir dormir en la Aduana, pero nos dijeron que era imposible permitirnos dormir dentro del recinto. De repente, sorpresivamente apareció una mujer joven abrazándonos eufóricamente, su cara nos era conocida, pero con Martita no atinábamos a saber donde la habíamos conocido. Pero cuando ella dijo, por fin voy a pagar una deuda pendiente desde hace mucho tiempo, entonces nos recordamos de la profesora Rosalía, el recuerdo llegó tal como llega la luz al terminar un túnel. Fue un encuentro muy emotivo, con muchas lágrimas y ella nos llevó a su escuela, sin dejarnos hacer ningún otro trámite. Rosalía le contó a los funcionarios de Aduana la odisea que había vivido cinco años antes, oportunidad en la que nos conocimos en Malalhue y el comportamiento que nosotros habíamos tenido con ella. Fueron recuerdos de reconocimiento público ante los empleados de la Aduana. Todos los días llegaba ese barco a la misma hora y la profesora se dirigía a la Aduana para retirar los encargos que ella hacía con los funcionarios de la Aduana.

Este fenomenal encuentro sucedió por un azar y por una feliz coincidencia, ya que no habíamos pensado, ni nosotros ni ella, en que su ayuda la podía hacer casi en estas mismas condiciones de extremo apuro en que nosotros y ella nos encontramos. Ella en Malalhue y nosotros en el Paso Internacional Hua Hum.

Y entonces tuve que servir de pituto para que Rosalía también llevara a su escuela al turista argentino. Dormimos como un lirón alrededor de doce horas y a la mañana siguiente, tuvimos un desayuno exquisito con pan amasado calentito. Ella no nos dejó ni formular la pregunta, a que hora llega el bus para irnos al puerto de Panguipulli. Como no había alumnos, por estar en vacaciones de verano, tuvimos a disposición un espacio muy amplio en la escuela. Nos dijo, entiendo que vienen cansados, pero aquí se van a quedar a lo menos una semana. En realidad el lugar era super encantador, en la mañana Rosalía ordeñaba a sus tres vaquitas y Yenny ayudaba a llevar a los terneritos al corral, gozando mucho con esos y otros animalitos. Nos quedamos algunos días en los que no solamente disfrutábamos, sino que además le dábamos satisfacción a los deseos de nuestra amiga Rosalía, de querer atendernos en su escuela.

Supimos que en la época de clases se debía administrar el financiamiento de la bodega de comestibles, ya que los 120 alumnos, tres cursos de 40 alumnos cada uno, tenían que almorzar en la escuela. Esta construcción tenía 6 piezas para casa y escuela. La profesora vivía sola y debía hacer muchas cosas. Entre otras ella hacía el aseo en su escuela e impartía clases a estos cursos simultáneamente.

La escuela estaba junto a en un fundo maderero muy conocido en esa región. Rosalía nos dijo que le había contado al dueño, que Marta, hace ya un largo tiempo, le había regalado el dinero para continuar su accidentado viaje. El dueño le dijo que casualmente nos conocía por nuestro negocio. Él no quería que nadie desconocido se acercara a la escuela. Por lo tanto, le dijo el hacendado, que no había problemas en el caso de la permanencia nuestra. Pero era muy diferente el caso con el argentino que se nos acopló a nosotros, quien pudo quedarse allí solo un día.

En Buenos Aires, una interesada oficina de turismo que nos vendió los pasajes nos dijo, que por el trayecto que pensábamos recorrer, por el Paso Internacional de Hua Hum, había en todas partes una excelente conexión y movilización para los lugares del sur de Chile. Sin embargo éramos un reducido número de personas, las que en esos tiempos usábamos esta maravillosa vía de pasar la Cordillera de los Andes en barco.

Se cumplió la semana de la invitación de Rosalía y nos despedimos con lágrimas y agradecimientos. Ese día muy temprano nos fuimos en camión, de la escuela hasta el Lago Pirihueico, Martita y Yenny en la cabina y yo arriba del vehículo. Atravesamos este largo lago en un lindo barquito hasta el Puerto Fuy. Del Puerto Fuy viajamos algunos kilómetros en una micro y llegamos al Lago Panguipulli, tomamos un nuevo barquito y llegamos al otro extremo, o sea, a la ciudad de Panguipulli. Allí llamamos por teléfono a mi cuñado Alfonso Rost que vivía en Malalhue, a solo quince kilómetros, y nos dijo que esperáramos que iba a buscarnos mi sobrino José. Nos fue a buscar en un auto toda una novedad para ese tiempo, un convertible, en el que nos paseó por el Puerto de Panguipulli.

Conclusiones.
-Si no hubiera sido por toda esta serie de acontecimientos y coincidencias quizás no habríamos vuelto a ver a nuestra colega Rosalía.
-Rosalía con su excelente carácter, logró conectar amistosamente a las dos Aduanas, Chilena y Argentina en el Paso Internacional de Hua Hum.
-El complejo de estas dos Aduanas en el límite fronterizo lo adornaba una excelente escuela pública chilena, por estar enclavada en un límite casi imposible de concebir con educación para todos los campesinos de la zona, tanto chilenos como argentinos.
-El viaje resultó maravillosamente bien, porque los malestares del camino los resolvimos con entusiasmo, ya que éramos jóvenes y teníamos espíritu aventurero.
-Es delicioso no tener que subir la odiosa Cordillera para atravesar Los Andes. El viaje se hace por la vía del fantástico conjunto de lagos del sur. Se hace placenteramente y haciendo un auténtico turismo, sin el riesgo del avión y el malestar del bus.
-El trayecto entre San Martín de Los Andes, Argentina, y Panguipulli, Chile, se puede hacer no sólo en barco, sino que en un bote a remo o con motor. ¿Quiénes serán los primeros competidores?

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