viernes, 29 de julio de 2011

“La ciencia ayuda a transformar la vida de los seres humanos en un hobby“

.
Narrado por Aída María Román.

Hablando y entrevistando a Raúl Buholzer en relación con sus memorias dijo, hoy hablaremos sobre algunas de las cosas sencillas de la vida que nos ocurren a todos muy a diario. Por ejemplo, esto de escribir cientos de hojas y publicarlas en Internet lo estamos haciendo sólo por hobby.

Como siempre ¡¡¡Brillante!!! Fue lo que nos escribió Pedro Raúl H. Muñoz ingeniero-arquitecto. Es el pago que recibimos de éste y algunos otros lectores. Con lo que hacen estas personas nos hacen un pago más valioso que si fuera dinero. Esto es una prueba de que estamos en la onda de los hobbys.

Un hobby se puede hacer por entretención, o por pasión..., etc, pero nunca con el propósito de obtener ganancias económicas. En general, todo trabajo con el objetivo de obtener ganancias no es un hobby.

Los hobbys son encantadores, porque los llevamos a la práctica sin importarnos para nada la parte económica resultante de nuestro trabajo. En general un buen hobby entrega un balance financiero absolutamente negativo. Apenas dejan un saldo de dinero positivo, pasan al terreno de convertirse en una entrada económica con nombre de taller, de fábrica, etc. Y con sus consecuencias agregadas de deudas, créditos y problemas. El simpático hobby está ajeno a todas estas preocupantes alternativas.

Creo que mis hobbys comenzaron cuando era un niño de unos nueve años. Mi madre se enfermó gravemente y yo debí trasladarme a vivir con mis padrinos en su casa quinta situada en los alrededores de la ciudad de Los Ángeles. En esa ciudad el primer hobby que recuerdo con claridad fue el de criar un corderito recién nacido. Sentí mucho cariño seguramente porque en ese momento ni yo ni él teníamos madre. Placentero me fue darle leche en mamadera a este pequeño corderito que quedó sin madre al nacer y me horroricé al escuchar que tenían la idea de que lo tenían que matar porque no tenía madre para darle leche y no era rentable criarlo. Cuando escuché esto le pedí, le rogué a mi padrino que me lo regalara y que yo le iba a dar lechecita todos los días. Por supuesto que esto caminó muy bien la primera semana y después me ayudaba la empleada a alimentar al corderito. Este era un verdadero hobby, me permitía jugar y económicamente me advertían que la leche que consumía valía más a la larga que en lo que el cordero iba a ser vendido. Yo no quería ni oír hablar de ese tema y seguía dándole lechecita al corderito y le enseñaba todos los días muchas-diferentes gracias. Apenas me veía me seguía por todas partes, me tomaba por su mamá, me empezaba a exigir leche pegándome, con su cabeza, en mis rodillas, yo ya lo conocía de memoria en todos sus deseos, tenía aprendido su idioma. Yo le hablaba y jugaba como si se tratara de un niño de mi edad, cuando estaba inquieto y quería comer, lo tranquilizaba diciéndole que no era hora de la comida. De muy chiquito jugábamos a diversas cosas, a los carnerazos, a que el tirara una carretita, etc. El hijo ingeniero de mi padrino, que tenía mucho dinero y me quería como un hermano, me regaló un carrito aperado para que el corderito lo tirara. Yo llegué a querer a mi corderito mucho más que al resto de mis juguetes, creció y el día que lo mataron para comérselo en la casa, tomé a todos los que comían de su carne por criminales y estuve sin comer carne un buen tiempo. Lo mismo hizo la empleada solidarizando conmigo como una semana. Se comieron el cordero y siguieron muy cariñosos conmigo. Querían que yo olvidase este desagradable asunto, que para mi era semi canibalista.

Dos años después volví a Temuco, teniendo once años. Era la época de la guerra mundial. A pesar de eso junté dinero por mi cuenta, porque estaba apasionadamente enamorado de los patines de 4 ruedas. Vendí fierros y huesos que encontré en la casa de mi abuela y junté muchos kilos de tapas de botellas, con este dinero compré unos excelentes patines. Por ellos me hice conocido haciendo piruetas a varias cuadras de mí casa. Gracias a ellos tuve una anécdota con Pablo Neruda cuando recién llegaba a Chile trayendo más de mil refugiados de la guerra civil española... Ésta historia de la pasión por la compra de los patines y por patinar con ellos todos los días, constituyó también una especie de hobby infantil.

Después el jugar al ajedrez, a los 14-18 años también se me convirtió en un hobby, ya que yo mismo construí en moldes de yeso las matrices de las piezas del juego, peones, caballos, alfiles, torres, rey y reina. Me hice muchos juegos de ajedrez de yeso cubiertas las piezas posteriormente por cola de pegar y después con barnices. Hice a lo menos cien juegos de ajedrez por encargo, los que regalaba. Hice unos diez juegos de ajedrez para la Sala de Ajedrez del Liceo Pablo Neruda de Temuco y otros para un Club de Ajedrez del Centro de Ajedrez de Temuco. Este fue un hobby juvenil durante cuatro años.

Cuando era adulto aún no me abandonaban las pasiones de los Hobbys. Era profesor de Matemáticas y Física y mi esposa Marta profesora de una escuela pública de enseñanza de preparatorias para niños, por allá a mediados de la década del 60. Como resultado de un hobby le entregábamos unos buenos productos de dos docenas de huevos diarios a los colegas de Martita, de la Escuela 17 de Temuco. Estos colegas de Marta ofrecían el pasto de sus jardines y otras cosas para recompensar tan buenos y exquisitos productos. No necesitaba el pasto ofrecido por estos colegas, porque yo tenía pasto suficiente para mis gallinas con el que me regalaban en el trayecto al colegio, en los jardines, en los parques. Estos pastos los llevaba en mi auto. Mi gallinero-laboratorio tenía una producción de dos docenas de huevos diariamente con sólo treinta gallinas, lo curioso fue que logré mantener la producción constante en todas las estaciones del año ¡inclusive durante todo el duro invierno del sur de Chile! Todos los huevos de mis aves se los entregaba Martita a sus colegas, por supuesto al mismo precio al que estaban en el comercio. Éstos tenían la garantía de llevar componentes muy sanos, prácticamente sólo pasto, cereales molidos, calcio y agua potable. Los colegas quedaron tan regalones que no podían comer huevos de otra procedencia. Todos ellos visitaron la instalación y observaron la limpieza que teníamos en nuestro gallinero-laboratorio.

El gallinero-laboratorio tenía luz eléctrica semi intermitente, la que se prendía automáticamente cada cuatro horas en la noche durante treinta minutos, o sea, a la diez, a las dos de la madrugada y a las seis de la mañana. El sistema automático de encendido de la luz no existía aún para la venta en el mercado, el que yo utilizaba fue probado en el Laboratorio de Física del Liceo y después compraba todos los elementos necesarios para instalarlo en el gallinero-laboratorio.

Siempre había un stock de sesenta pollos en crecimiento, de los cuales unos diez pollos estaban listos para comerse y unas diez pollitas se preparaban para poner huevos. Económicamente cualquier tipo de gallinas transforma en las mismas condiciones la comida que se le entrega en huevos o carne. Mientras unas suelen ser buenas ponedoras las otras transforman la comida en carne y después también se hacen ponedoras. Comprobé en un buen y minucioso examen de los excrementos que ambos tipos de gallinas, ponedoras o de carne, aprovechan el cien por cien de su alimentación.

Descripción del gallinero.
Los patos adultos estaban en una bandeja a ras del suelo. Tenía nueve patas y un pato. Junté los huevos de estos patos y cuando tenía 120 se los llevé a la casa de un colega amigo que en ese tiempo, entre otras cosas interesantes, tenía una incubadora. Tener un aparato como éste en casa, el año 1960, era una novedad. Le pagué los gastos que él me señaló por los cuarenta días de uso de la incubadora.

Salvo excepciones la gente opina sobre la crianza de los animalitos equivocadamente. Me hacían escándalo, porque criaba patos sin que éstos tengan un canal o una laguna a disposición. Me decían, los patos necesitan estar siempre en contacto con el agua, a tal extremo que estaban seguros que los huevos que yo tenía no eran fértiles. Esto lo afirmó también mi colega Pedro. Tuvo razón relativa, ya que el 20% de los huevos no fructificó. De los 120 huevos salieron ciento dos hermosos patitos, los que transporté de inmediato a mi gallinero. Los huevos de los patos necesitan cuarenta días para incubarse y los de los pollos sólo veintiuno; seguramente debido a esto los patitos resultan desde su nacimiento mucho más despiertos y con mucha más resistencia que los pollitos, tanto es así que se pueden bañar en el agua muy pocos días después. Los patitos nuevos son fantásticos como mascotas o animalitos mimados de la casa. Los perritos nos entusiasman, los gatitos también, pero los pollitos son amorosos y los patitos nos fascinan. Después de unos días que los atiendes ellos te toman como un papá o mamá adoptivo, apenas te ven van todos como a saludarte, parece que los hubieran llamado con una campana.

Mi colega y amigo del hobby, Profesor de Artes Manuales, hacía unas horas semanales de clases, en el ahora conocido como Liceo Pablo Neruda de Temuco. Él estaba tan preocupado como yo y me preguntaba frecuentemente en los recreos, o en la sala de profesores, sobre como marchaba la vida de nuestros patitos. Y otro amigo y colega, Aníbal Vivaceta, nos interrumpía siempre en los recreos diciendo, -de nuevo están hablando del crecimiento de los patitos-.

Después de pagarle por el trabajo de la incubadora a mi apasionado colega Pedro me prestó la campana de crianza con infrarrojo, advirtiéndome que él ya tenía lista la partida de los huevos, ahora para los pollitos encargados por sus colegas. Por este motivo me la prestó sólo por un par de semanas. Luego de este tiempo tuve que comprarme una campana propia para calefaccionar a los patitos. Estos gastos, como muchos otros de mi hobby, no estaban en mi presupuesto, asimismo sucedió con tres tiestos de un metro veinte de diámetro para que allí se bañaran los patitos en agua tibia.

Quien no ha criado patitos, o gansitos, o perdices, o codornices, no sabe lo que es el encanto de verlos crecer y lo que es el hecho de que a uno lo vean como a una especie de padre adoptivo.

Si después del trabajo, cuando yo estaba en casa tenía que hacer alguna diligencia, le encargaba a nuestra niñera, Tegualda, darles comida a estos animalitos a una hora determinada, seis de la tarde, como ella era hija de campesino me decía, -pero si las gallinas no tiene nada que ver con las horas-.

Meses después le regalé a mi colega Pedro Schwager la campana que compré. Él expandió su hobby y yo ya no me dedicaba a criar patitos nuevos.



Experimenté dándole a mis aves diferentes alimentos. Llegué a la conclusión de que el mejor provecho de los alimentos se obtenía entregándoselos bien molidos, tanto el trigo como el maíz. Por último hice moler también las mezclas de cereales que compraba en oferta. Lo mejor que encontré después fue el afrecho, o sea, las cáscaras molidas del trigo a las que le agregaba pasto y algo de agua.

Mis regalones durante todo su crecimiento resultaron ser los casi 102 patitos que salieron de la incubadora. En las tardes les colocaba agua tibia para que se bañaran, en los tres depósitos de un metro veinte, luego la botaba y los depósitos se guardaban secos. No se les podía dejar el agua, ya que en lo normal de la evolución los patitos han aprendido a comunicarse con su madre y le avisan cuando tienen frío, la madre sabe llamarlos y los abriga. Eran tratados con mucho amor y cariño, pero no se les podía dejar el agua a su discreción, ya que ésta se iba enfriando porque no disponía de un sistema eléctrico automático. Tenía una olla grande especial para calentarles este elemento y después la mezclaba con agua fría. ¡Por supuesto que controlaba rigurosamente la temperatura del agua; en este caso es vital la mantención de los 40° C! Una vez que terminaban de tomar su baño, a la temperatura que según había leído necesaria para ellos, ellos se limpiaban las patitas, se sacudían el agua, yo los colocaba en la campana bajo la luz y luego se acostaban sobre el colchón de aserrín, o de paja seca. En el resto del suelo tenían siempre material absorbente, que podía ser, aserrín o papel de diario. Tenían depósitos especiales para que no ensuciaran la comida. Estos estaban además siempre con comida a discreción y agua para beber permanentemente. En sus años de funcionamiento nunca alcanzó a afectar alguna de las epidemias circulantes a este gallinero-laboratorio. Yo era partidario de que la sabia evolución ha originado que los animalitos se alimenten cada vez que su organismo se los pida, por eso se debe dejarles siempre alimento a discreción.

Yo descansaba de las 46 horas de clases semanales que impartía, jugando y cuidando que se bañaran una media hora diaria mis patitos. Los curiosos y las visitas que llegaban a mi casa a ver esta crianza de aves, muy preocupados, solían aconsejarme. Se dedicaban a decirme que esa hermosa crianza tenía que dejarme seguramente solo pérdidas.

Entre los hobbys de ayer y los de hoy, no sabemos si realmente gozan los niños de ayer más que los de hoy... De lo que estamos seguros es que los hobbys son algo muy sano para todas las edades. De todas maneras es tarea fundamental de los padres preocuparse de hacer gozar la vida a sus hijos, mediante hobbys, por supuesto sin remuneración económica.

Conclusiones
Se pensaba que después del año 2000 los trabajos que se tomaban contra la voluntad de las personas se iban a ir eliminando paulatinamente por medio de los robots, pero este proceso desgraciadamente va muy lento. Ahora en el 2011 recién están apareciendo algunas máquinas para hacer las fastidiosas tareas de la dueña de casa. Ya está superado desde hace algunos años el fastidioso lavado de la ropa que se hacía totalmente a mano y el molesto lavado de la vajilla. La parte del secado de la ropa y la vajilla es ahora una especie de hobby. La conducción de las grandes máquinas modernas es también un semi hobby, como por ejemplo los trabajos pesados de hacer canales o de mover tierras en las construcciones ya están haciéndose totalmente por medio de enormes maquinarias, excavadoras y otras. El chofer lo hace en parte casi como hobby. La extracción de minerales se hace cada vez por máquinas más grandes y robotizadas. Para los profesores el hacer clases es una tarea dura, que sólo se hace casi a la manera de un hobby en las áreas universitarias y parcialmente por medio de internet en las escuelas y colegios. Por eso decimos que en el futuro los trabajos se harán por medio de máquinas robotizadas, o por personas, como un hobby. Los trabajadores-hobbys trabajan enamorados de lo que están haciendo. Allí está el futuro ideal para liberarnos de los trabajos odiosos.

Como ya lo dijo Raúl al comienzo, esto mismo de escribir en internet, este relato y otras historias, es un hobby para nosotros.

Una interesante parte de nuestra vida es un hobby.

.

jueves, 21 de julio de 2011

“¡Atravesando la Cordillera de los Andes en barco”!

.
Historia relatada por Aída María Román.

Un buen día del verano del año 2011, paseando por la orilla del Río Rin, me dijo Raúl, -¿sabes cuántos kilómetros hay desde el nacimiento de este río en Suiza, que pasa raudo por Alemania, hasta que llega a su desembocadura en Holanda? Recorre nada menos que 1.300 kilómetros y estos miles de botes y barcos que hemos visto todos los días, que navegan por él sin dificultad, te debo decir que por esto tienen una larguísima vida útil, algunos más de un siglo. Las uniones de estos lagos se canalizarán en el futuro y, justamente en la zona de la frontera Chile y Argentina, se construirán unas exclusas que levanten y bajen estos barcos para lanzar a éstos a las aguas que corren hacia Chile y viceversa-.

-En Alemania eso es algo muy normal, en Dortmund hay varias exclusas que nivelan las aguas que van hasta Holanda. En otros lados también son abundantes, incluso se puede llegar hasta París y a muchas otras ciudades. No me cabe ninguna duda que en el futuro cercano se harán unas exclusas en esta parte de la frontera con Argentina-.

Realmente es verdad lo que tú me dices. Ahora que conocemos esto y a propósito de tu historia que te acabo de grabar, no es fantástico pensar en unir San Martín de Los Andes, Argentina, con la ciudad de Panguipulli, Chile, pues el recorrido total es apenas la décima parte de lo que recorre el Rin. Creo que tienes razón, que esto es algo muy interesante, ya que en América del Sur daríamos el ejemplo histórico de como las molestas fronteras se convierten en un delicioso paseo turístico al ir atravesando varios lagos y pequeños ríos.

Voy a relatarles enseguida lo que Raúl me contó a cerca de una experiencia vivida por él en la década de sus años veinte-treinta. Él me contó dos interesantes temas que los gravé y se encuentran unidos; como se devuelve una mano; y como se atraviesa la Cordillera en barco.

Rosalía Antonomasia fue una ejemplar Profesora de la Escuela del Pirihueico.
Nos contó Rosalía (24) que: Un buen día del año 1953, venía de Temuco haciendo los interminables trámites para su escuela. En Temuco sacó pasaje hasta Lanco. Tomo el tren que viajaba de Santiago a Puerto Montt. Tuvo que combinar de tren a micro en la ciudad de Lanco, debió seguir por el ramal de Lanco a Panguipulli. En Lanco se dio cuenta que le habían robado el dinero. Se fue en micro y pagó su pasaje hasta donde le alcanzaron las monedas sueltas que se habían salvado del robo, llegando al atardecer al pueblo de Malalhue. La micro tenía paradero frente a mi emporio. Allí se bajó con su maletita y se dirigió el emporio a preguntar donde había un hotel. Mientras ella nos contaba su desgracia entonces partió la micro, por lo que ella se desesperó y salió corriendo a hacerle señas al chófer para que la llevara a Panguipulli, sus angustiosos gritos resultaron sin ningún éxito.

Allí en el negocio de Malalhue nos contó su historia a Martita y a mi. Mi esposa era profesora y había pasado por situaciones muy parecidas cuando comenzó a trabajar. Ella le ofreció de inmediato que durmiera en nuestra casa. Con Martita quedamos muy conmovidos con lo que le había pasado y por eso le dijimos que no se preocupe que la vamos a ayudar. Le dijimos, somos profesores y no podemos dejar a una colega sin ayuda. Martita siendo profesora en actividad se conmovió más todavía, por lo que Rosalía tuvo una muy buena y especial acogida de parte nuestra. Y antes que siguiera con sus pensamientos negativos, de como iba a llegar a su escuela, yo le di la solución, que nosotros le financiábamos la vuelta. Le preguntamos los detalles del valor de los pasajes en su recorrido de vuelta para llegar a la escuela y le dimos de inmediato el dinero. Quedamos sorprendidos de la odisea que le quedaba todavía para llegar a su destino. Quedó invitada pues a pernoctar en nuestra casa y que al otro día, íbamos a planificar temprano cómo se iba para su escuela. Al día siguiente le ofrecimos dinero para que subsistiera hasta que le pagaran el sueldo, agradeciéndolo mucho respondió tener otras reservas de dinero escondidas en la escuela. Al día siguiente, continuó su largo trayecto para llegar al límite con Argentina. Temprano desayunó y viajó, en primera instancia, en micro desde Malalhue a Panguipulli.

Rosalía trabajaba justamente en el límite de Chile con Argentina, donde había unos puestos de Aduanas Fronterizas, una en el lado chileno y otra un par de cientos de metros más allá, en el lado argentino. Nos describió su viaje así. Para llegar a este insólito pero hermoso lugar de trabajo la profesora debía atravesar el Lago Panguipulli en barquito, seguir internándose en la cordillera por un camino de tierra, otros 10 kilómetros por la orilla de un río que unía este lago con el larguísimo Lago Pirihueico. Entonces para ir a la escuela ella debía tomar, de nuevo otro barquito y atravesar de extremo a extremo ahora el lago Pirihueico, cuyo extremo superior está casi en el límite entre Chile y Argentina Desde allí debía caminar junto a un río, que une este último lago chileno con el lago argentino Nonthué. Al lado de este río está la escuela, por supuesto que en territorio chileno. La Aduana Chilena está junto al río que nace en el Lago Nonthué y la Aduana Argentina junto a este Lago Nonthué. El Nonthué es el extremo superior del largo y conocido Lago Lácar de Argentina que llega hasta la misma ciudad de San Martín de los Andes. Esto demuestra que prácticamente la altura sobre el nivel del mar es la misma entre esta ciudad y el extremo superior de la Cordillera de los Andes en esa zona, el Paso Hua Hum. Después de Hua Hum las aguas descienden hacia Chile. ¡FANTÁSTICO!



Se conocía desde hacía muchos años, que si las aguas de un río corren en dirección de Este a Oeste, el territorio es chileno, o sea si corren en dirección de donde sale el Sol hacia donde se oculta. Lo mismo sucedía con las aguas de todos los otros ríos que bajaban de la cordillera al mar Pacífico. Así de sencillo lo explicaban desde antaño los campesinos. Posteriormente en el Acuerdo Internacional entre Chile y Argentina, se terminó adoptando esta explicación relativa a los límites. Esta es una zona excepcionalmente muy lluviosa, de las más lluviosas del mundo. Los ríos, seguramente desde la época de los dinosaurios, se abrieron paso entre las montañas y esa erosión originó estos maravillosos pasos cordilleranos. En la Cordillera de los Andes los lagos son la muestra de como los ríos han socavado los cerros por la erosión y han originado unos murallones naturales gigantescos, de una belleza planetaria. A más de cien metros casi vertical hacia arriba se ve la nieve en la parte superior de los cerros. En el invierno algunas partes de estas regiones se vuelven peligrosas por los rodados.

Las planicies que quedan al lado de los lagos y a la orilla de los río, de acuerdo con las leyes, son territorio fiscal, allí estaba instalada la escuela, donde trabajaba nuestra ejemplar profesora Rosalía. El gobierno chileno construyó la escuela y contrató a la profesora. Esta escuela pública colindaba con un enorme latifundio, que era territorio privado, cuyo dueño pretendía, como era la costumbre de la época, extender sus dominios apropiándose de los territorios fiscales.

La profesora debía hacer colectas para comprar materiales escolares, mapas, tiza, libros, etc. La Municipalidad pagaba la electricidad de las escuelas públicas de la ciudad, pero no para las escuelas del campo, como ésta en la que trabajaba Rosalía.

De como se devuelve una mano.
Tiempo después del comienzo de esta historia yo volví a continuar mis estudios del Doctorado en Física a la ciudad argentina de La Plata, cerca de Buenos Aires. Mi esposa Marta continuó trabajando como profesora en Chile, en Malalhue, cerca de Panguipulli.

Unos 5 años después de conocer a Rosalía, en sus vacaciones de verano Martita decidió visitarme en Argentina. Volvíamos ella, mi pequeña hija Yenny y yo de Argentina al sur de Chile. Buscando en un mapa, vimos que para ir de Buenos Aires, vía Santiago hasta la zona sur, se hace un enorme triángulo geográfico, mientras que podíamos hacer el viaje de Buenos Aires directo, casi en línea recta, a la zona de Panguipulli. En vista de esto, cambiamos de opinión y pensamos que no hay mejor camino, que el ir directo de Buenos Aires al Sur de Chile. La verdad es que este viaje por vía aérea que hizo Martita con Yenny, de Santiago a Buenos Aires, fue muy accidentado. El mismo día que ellas debían viajar, un grupo de aviadores, que intentaron tomarse el gobierno peronista, mataron a miles de personas que estaban en la Plaza de Mayo defendiendo el gobierno democrático, frente a la casa de gobierno, ametrallándolas desde el aire. Los bandidos huyeron cobardemente al Uruguay. Martita y Yenny debieron postergar por varios días su viaje a Buenos Aires. Esto traumatizó a Martita y prefirió perder el pasaje de vuelta del avión. Optamos por volvernos en tren que atravesaba la pampa argentina llevando unos carros de carga y otros de pasajeros que iban bajándose de ciudad en ciudad. Comparado con hoy día, en esos tiempos, el tren era muy incómodo, no llevaba coche dormitorio, ni coche comedor. Sin embargo el viaje de los tres que volvían a juntarse para siempre fue hermoso y grandioso. Éramos jóvenes y debíamos disfrutar del matrimonio, la Universidad de donde sea debía esperar, el amor estaba primero.

¡Increíble, pasando la Cordillera de los Andes en barco!
Llegamos en tren a San Martín de los Andes, después de mas de 30 horas de viaje y mal dormidos. En esta ciudad fue necesario tomar un reparador descanso. En el hotel de San Martín nos pasaron un extenso mapa lleno de lagos para la región de la cordillera, llamada Corredor de los 7 Lagos de la Provincia de Neuquén. La sorpresa de las sorpresas agradables fue que atravesaríamos la cordillera en barco, en la parte argentina debíamos cruzar dos lagos, el Lago Nonthué y el largo Lago Lácar, que felizmente estaban unidos entre sí por un regio río-canal transitable, llegando finalmente en barco a la frontera con Chile muy cercana al Lago Pirihueico, donde estaba la Aduana Argentina y la Chilena. Estos últimos hermosos viajes por la región argentina nos tomaron otro medio día de camino, completando así casi 48 horas, solamente tomando en cuenta las horas de viaje. De todos los numerosos pasajeros, hasta este límite llegamos solamente nosotros y también un turista argentino. El último barco que nos condujo a la Aduana hizo el viaje únicamente con nosotros, pero debió cumplir su cometido, porque lo hacía todos los días llevando materiales para la Aduana Argentina. Pasamos por la Aduana Argentina sin ningún problema con nuestros documentos totalmente en orden. Desde aquí a unos cien metros mas adelante llegamos a pie cargando nuestras pesadas maletas hasta la Aduana Chilena, las que nos ayudó a llevar este argentino.

En la Aduana Chilena nos revisaron todo el equipaje y fue una enorme sorpresa cuando nos dijeron que no había ningún medio de locomoción para llegar a un puerto del Lago Panguipulli. Pensamos que nos iban a permitir dormir en la Aduana, pero nos dijeron que era imposible permitirnos dormir dentro del recinto. De repente, sorpresivamente apareció una mujer joven abrazándonos eufóricamente, su cara nos era conocida, pero con Martita no atinábamos a saber donde la habíamos conocido. Pero cuando ella dijo, por fin voy a pagar una deuda pendiente desde hace mucho tiempo, entonces nos recordamos de la profesora Rosalía, el recuerdo llegó tal como llega la luz al terminar un túnel. Fue un encuentro muy emotivo, con muchas lágrimas y ella nos llevó a su escuela, sin dejarnos hacer ningún otro trámite. Rosalía le contó a los funcionarios de Aduana la odisea que había vivido cinco años antes, oportunidad en la que nos conocimos en Malalhue y el comportamiento que nosotros habíamos tenido con ella. Fueron recuerdos de reconocimiento público ante los empleados de la Aduana. Todos los días llegaba ese barco a la misma hora y la profesora se dirigía a la Aduana para retirar los encargos que ella hacía con los funcionarios de la Aduana.

Este fenomenal encuentro sucedió por un azar y por una feliz coincidencia, ya que no habíamos pensado, ni nosotros ni ella, en que su ayuda la podía hacer casi en estas mismas condiciones de extremo apuro en que nosotros y ella nos encontramos. Ella en Malalhue y nosotros en el Paso Internacional Hua Hum.

Y entonces tuve que servir de pituto para que Rosalía también llevara a su escuela al turista argentino. Dormimos como un lirón alrededor de doce horas y a la mañana siguiente, tuvimos un desayuno exquisito con pan amasado calentito. Ella no nos dejó ni formular la pregunta, a que hora llega el bus para irnos al puerto de Panguipulli. Como no había alumnos, por estar en vacaciones de verano, tuvimos a disposición un espacio muy amplio en la escuela. Nos dijo, entiendo que vienen cansados, pero aquí se van a quedar a lo menos una semana. En realidad el lugar era super encantador, en la mañana Rosalía ordeñaba a sus tres vaquitas y Yenny ayudaba a llevar a los terneritos al corral, gozando mucho con esos y otros animalitos. Nos quedamos algunos días en los que no solamente disfrutábamos, sino que además le dábamos satisfacción a los deseos de nuestra amiga Rosalía, de querer atendernos en su escuela.

Supimos que en la época de clases se debía administrar el financiamiento de la bodega de comestibles, ya que los 120 alumnos, tres cursos de 40 alumnos cada uno, tenían que almorzar en la escuela. Esta construcción tenía 6 piezas para casa y escuela. La profesora vivía sola y debía hacer muchas cosas. Entre otras ella hacía el aseo en su escuela e impartía clases a estos cursos simultáneamente.

La escuela estaba junto a en un fundo maderero muy conocido en esa región. Rosalía nos dijo que le había contado al dueño, que Marta, hace ya un largo tiempo, le había regalado el dinero para continuar su accidentado viaje. El dueño le dijo que casualmente nos conocía por nuestro negocio. Él no quería que nadie desconocido se acercara a la escuela. Por lo tanto, le dijo el hacendado, que no había problemas en el caso de la permanencia nuestra. Pero era muy diferente el caso con el argentino que se nos acopló a nosotros, quien pudo quedarse allí solo un día.

En Buenos Aires, una interesada oficina de turismo que nos vendió los pasajes nos dijo, que por el trayecto que pensábamos recorrer, por el Paso Internacional de Hua Hum, había en todas partes una excelente conexión y movilización para los lugares del sur de Chile. Sin embargo éramos un reducido número de personas, las que en esos tiempos usábamos esta maravillosa vía de pasar la Cordillera de los Andes en barco.

Se cumplió la semana de la invitación de Rosalía y nos despedimos con lágrimas y agradecimientos. Ese día muy temprano nos fuimos en camión, de la escuela hasta el Lago Pirihueico, Martita y Yenny en la cabina y yo arriba del vehículo. Atravesamos este largo lago en un lindo barquito hasta el Puerto Fuy. Del Puerto Fuy viajamos algunos kilómetros en una micro y llegamos al Lago Panguipulli, tomamos un nuevo barquito y llegamos al otro extremo, o sea, a la ciudad de Panguipulli. Allí llamamos por teléfono a mi cuñado Alfonso Rost que vivía en Malalhue, a solo quince kilómetros, y nos dijo que esperáramos que iba a buscarnos mi sobrino José. Nos fue a buscar en un auto toda una novedad para ese tiempo, un convertible, en el que nos paseó por el Puerto de Panguipulli.

Conclusiones.
-Si no hubiera sido por toda esta serie de acontecimientos y coincidencias quizás no habríamos vuelto a ver a nuestra colega Rosalía.
-Rosalía con su excelente carácter, logró conectar amistosamente a las dos Aduanas, Chilena y Argentina en el Paso Internacional de Hua Hum.
-El complejo de estas dos Aduanas en el límite fronterizo lo adornaba una excelente escuela pública chilena, por estar enclavada en un límite casi imposible de concebir con educación para todos los campesinos de la zona, tanto chilenos como argentinos.
-El viaje resultó maravillosamente bien, porque los malestares del camino los resolvimos con entusiasmo, ya que éramos jóvenes y teníamos espíritu aventurero.
-Es delicioso no tener que subir la odiosa Cordillera para atravesar Los Andes. El viaje se hace por la vía del fantástico conjunto de lagos del sur. Se hace placenteramente y haciendo un auténtico turismo, sin el riesgo del avión y el malestar del bus.
-El trayecto entre San Martín de Los Andes, Argentina, y Panguipulli, Chile, se puede hacer no sólo en barco, sino que en un bote a remo o con motor. ¿Quiénes serán los primeros competidores?

.

sábado, 9 de julio de 2011

“Encuentro espectacular con Anna-Lena”

.
Encuentro relatado por Aída María Román.

Ayer viernes, 8 de Julio, conocimos a la estudiante universitaria alemana Anna-Lena en el Parque de la Ciudad Mediática, donde están ubicados la mayor parte de los cines de la ciudad de Colonia, en un espectacular edificio transparente. Allí, se encuentra asimismo, un espectacular edificio de más de 35 pisos y al lado una laguna, a la que llegan cisnes y patos silvestres. Entre estas majestuosas edificaciones modernas surgió una gigantesca carpa-acordeón, también espectacular, conteniendo la sala de exposición de los vehículos. Haciendo juego de espectacularidad con todo esto conocimos a Anna-Lena. Su simpatía se dejó sentir en el día de ayer, pero hoy ella nos ha mostrado una exquisita simpatía latinoamericana. Se mantuvo escuchándonos y riéndose durante nuestra interesante y amena conversación. Sus colegas de trabajo, quienes no hablan español, se mantenían muy atentos en las cercanías, por el hecho de verla a ella tan contenta. Gozábamos haciendo uso de nuestro común idioma latinoamericano. Ella había aprendido español, ya que estudia en la universidad “Latinoamerikanistik”, Literatura Latinoamericana. También estudió en la Universidad de Córdoba, Argentina. Añora poder volver a Argentina, aunque sea de turismo; hará realidad su sueño en un par de meses mas.

Se emocionó mucho con Raúl, ya que él le contó que conoció personalmente y fue amigo de Pablo Neruda. Otra coincidencia, es que Raúl estudió el Doctorado de Física en la Universidad de La Plata en Argentina, claro que cincuenta años antes. Además una prima de ella es casada con un chileno de Valparaíso.

Ella aparecía más interesante todavía, ya que estaba presentando los nuevos automóviles del futuro, absolutamente eléctricos. Tenía a su disposición once de estos autos, que por supuesto, nos ofreció uno para que diéramos una vuelta por la ciudad y probáramos la nueva tecnología de un vehículo sin el molesto ruido del motor, sin vibraciones y sin contaminación. Su trabajo en esa firma es esporádico, para financiar así parte de sus estudios universitarios.

Quedamos muy impresionados de la simpatía de Anna-Lena. Por otro lado, su simpatía es directamente proporcional a su armonioso físico juvenil.

.